Mérida, Yucatán.- Entierros mayas localizados Xcambó, Yaxunáh, así como en Palenque y Calakmul sugieren el uso de pigmentaciones rojas y negras para representar, por un lado, la vitalidad la sangre, el nacimiento del sol y por el otro, la oscuridad, el oeste.
Expertas participantes en el III Coloquio Internacional de Bioarqueología plantearon que fue recurrente el uso del tinte rojo en amalgamas sobre los cuerpos de los difuntos entre los antiguos mayas a partir de polvos minerales el cinabrio y el óxido ferroso conocido como hematita.
A partir de análisis múltiples de un entierro localizado en Yaxunáh, municipio de Yaxcabá, hallaron dichas pigmentaciones rojas, sobre todo en la caja torácica y región de brazos y piernas de los restos óseos de un adulto, lo que sugiere que los mayas usaban dicho tono con una amalgama con la que cubrían el pecho y extremidades de sus muertos.
El rojo tuvo una gran importancia en la simbología y cosmovisión de los antiguos mayas, ya que de acuerdo con la investigadora de la Facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán, Kadwin Pérez López, supone el nacimiento del sol en el este, la vitalidad, la sangre, el fuego, en tanto que el oeste está representado por el color negro.
Esta tonalidad se da en toda la zona maya pero más aún entre los entierros de gobernantes localizados en Calakmul y Tikal, así como en Oxkintok y Yaxuláh y en las regiones del Petén. La “Reina roja” descubierta en Palenque destaca por el uso del cinabrio en abundancia, el cual es muy difícil localizar en la región, destacó.
Los mayas incluyeron pigmentos rojos en los rituales póstumos que asegurarían la vida siguiente, afirmó Pérez López, quien junto con Patricia Quintana Owen, del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) disertó sobre el color de los difuntos y los resultados del análisis de la pigmentación mortuoria prehispánica.
Al respecto, Quintana Owen mencionó que los análisis revelaron que en los pigmentos elaborados a partir del óxido ferroso o hematita y el cinabrio pudieron admitir agregados de carbonato de calcio, arcillas y cuarzo para contar con materiales aglutinantes.
La exposición suscitó el interés de participantes nacionales y extranjeros al coloquio de bioarqueología, ya que la aplicación de pigmentos rojos tenía una base hipotética, que ha sido corroborada por expertos mediante diversos análisis y el empleo de equipo de la más alta tecnología.
María Luisa Vázquez de Ágredos Pascual, de la Universidad de Valencia, ratificó lo expuesto por sus colegas y agregó que además de los colores en que fueron teñidos y tamizados los cuerpos, los análisis y estudios fisicoquímicos también identificaron la presencia de sal en los envoltorios funerarios.
La elevada proporción de sal que aparece asociada a los pigmentos con los que fueron recubierta las osamentas de algunos de los individuos que han sido hallados en tumbas y enterramiento de Yaxuná sugiere que su uso pudo ser intencionado como parte del tratamiento que se aplicó a estos cuerpos para favorecer mejor su conservación, indicó la investigadora española.
Los trabajos del coloquio continuarán mañana en el auditorio de la Facultad de Antropología del Campus de ciencias sociales de la Uady, donde expertos disertarán sobre los recientes hallazgos del proyecto de Hoyo Negro, Quintana Roo, así como de los restos de una joven encontrada en ese sitio que data de hace 15,000 años, así como los tema de los sacrificios humanos y los rituales en Tenochtitlán y en el antiguo Perú.
(Jesús Mejía/Reportero)