Mérida, Yucatán.-  Las Pastorelas, representaciones que forman parte de las tradiciones mexicanas, son poco conocidas en el estado, por lo que alumnos de la disciplina de Teatro de la Escuela Superior de Artes de Yucatán llevarán este tipo de escenificaciones a las comisarías de Mérida.

El grupo de estudiantes de la institución, con apoyo de la Secretaría de Cultura y las Artes, presentó anoche, en la primera posada de la temporada decembrina, la representación de la pastorela alusiva al nacimiento de Jesús con elementos satíricos y de buen humor propios de estas puestas en escena.

La historia consiste en un grupo de pastores –en este caso, yucatecos- que son orientados por ángeles para acudir a Abalá –en vez de Belén- para presenciar el nacimiento del Niño Dios, pero unos diablos se esfuerzan por evitar que esto ocurra y ponen en práctica diversas artimañas sin conseguirlo.

Las pastorelas son escenificaciones que datan de la época novohispana, cuando misioneros franciscanos la implantaron como parte de la evangelización y la propagación de la fe cristiana, mismas que subsisten en la actualidad pero con elementos humorísticos propios de la cultura urbana e incluso política.

Bajo la dirección del maestro Tomás Ceballos, catedrático de la ESAY, la pastorela será representada por los 17 actores participantes en cuando menos ocho comisarías de Mérida, entre ellas Temanché, Caucel, Dzoyaxché y Susilá, hasta el 23 de diciembre, dentro de la época de las posadas,

El profesor de arte dramático expuso que el guión de la obra fue elaborado por los propios alumnos, quienes se prepararon desde septiembre pasado para su representación, por lo que ahora es la oportunidad, añadió, de llevarla a las comunidades para que conozcan este género teatral.

“No estamos representando la obra con motivos religiosos, sino exponiendo lo lúdico, lo estético, lo popular, lo que es parte de nuestras tradiciones”, indicó Tomás Ceballos, entrevistado después de la representación anoche con motivo de la primera posada de la temporada.

Antes de la puesta en escena, la gente y los actores participaron en la entonación de los villancicos y al final de la obra rompieron la tradicional piñata.

(Jesús Mejía)