-¿Qué va a vender, celular, joyas, tabletas? -¡Tenemos buenos precios! ¿Qué va a vender? -¡Dígame, con confianza! ¿Tienes joyas que quiera vender?
Los transeúntes que caminen por la calle 69 entre 56 y 58 , a un costado del Mercado de San Benito, seguramente serán abordados con esas frases por parte de vendedores, ‘enganchadores” y dependientes de las distintas casas de empeño de la zona.
Con distintos precios para el kilo de oro, electrodomésticos e incluso automóviles, estos lugares son visitados en diferentes épocas del año para solventar los gastos imprevistos, especialmente en la cuesta de enero y el regreso a clases.
Hoy miles de pequeños y jóvenes retornaron a la escuela con el consabido gasto para los bolsillos de los padres. Uniformes, libretas, mochilas, calcetines nuevos, lunchs, inscripciones, colegiaturas y cuotas escolares se agregan al presupuesto y a veces los sueldos no son suficientes por lo que los padres de familia se ven en la necesidad de vender o empeñar diversos artículos para que a sus hijos no les falten útiles.
Para este período escolar 2016-2017 las opiniones sobre las repercusiones económicas en el gasto familia son encontradas. Establecimientos especializados en compra-venta de usados como relojes, radios y dispositivos usados indicaron que no han tenido aumento de clientes, sino “lo normal” en comparación con otras épocas del año.
Pequeños negocios de compra-venta de joyas ofrecen un promedio de $200 a partir de 8 kilos de oro aunque reportan que en esta época de regreso a clases tampoco se incrementó el flujo de visitantes. Por el contrario, largas filas de pignorantes se formaron en las casas de empeño como Continental, Monte de Piedad y Se fue y Volvió para obtener dinero a cambio de celulares y alhajas, principalmente.
Las personas no desean perder sus artículos personales y por eso prefieren las casas de empeño, ya que saben que eventualmente los pueden recuperar y sienten que se les puede dar un valor más justo a los objetos que con tanto esfuerzo compraron, según informaron empleados de los establecimientos. “Suele haber un repunte para estas épocas, especialmente por la compra de útiles y muchos papás quieren darle a sus hijos con mochilas o lápices nuevos porque les duran todo el año”, afirman.
La importancia del ahorro
Por otro lado, la señora Reyna Poot, madre de familia y quien es trabajadora doméstica, indica que no se vio en la necesidad de empeñar o vender artículos personales gracias al ahorro organizado por la escuela Miguel Hidalgo, donde sus hijos cursan la primaria.
“Cada semana o quincena daba $50 y ese dinero lo dedico enteramente para los gastos de los niños. Nos lo dan a fin de año y ya con eso me ayudo ”, detalla.
“Aunque este año tuve un pequeño problema con ese dinero. La maestra era nueva y no nos conocía, así que cuando llegó el momento de devolverlo se equivocó y se lo dio a otra persona,
que lo aceptó sin más. Cuando fui a pedirlo y la profesora se dio cuenta del error, fue a solicitarlo de vuelta pero le dijeron que ya lo habían gastado y que ni modo”.
“Decidió dármelo de su propia bolsa. Entonces, el hijo de la señora que recibió mi dinero, se enteró y le exigió a su mamá que lo devolviera, porque es amigo de mi niño y no quería perjudicar a alguien que siempre juega con él. Ya nos fueron a ver y quedaron en retornarlo a pagos, lo que ya cumplieron”, cuenta.
“Mi hija Lucía no pudo dormir de la emoción porque es su primer año de primaria. Me ayudó a forrar sus libros y estaba muy emocionada. Ya sé que en agosto y septiembre tengo muchos gastos y por eso prefiero ahorrar de poco en poco, así todos estamos tranquilos”, finaliza.
(María del Mar Boeta)