Mérida, Yucatán.- Viengsay Valdés logró que el Teatro José Peón Contreras retumbara por los sonoros aplausos que recompensaron sus pasos. La vivacidad de su personalidad, la delicadeza de su sonrisa y la seguridad de sus movimientos mantuvieron absortos y eufóricos al público que asistió a la presentación del Ballet Nacional de Cuba, anoche.
La compañía liderada por la Prima Ballerina Assoluta Alicia Alonso subió el telón del Otoño Cultural 2016 ante un ex Teatro de San Carlos a su máxima capacidad y que se vio obligado a cerrar las puertas de acceso porque los boletos (que se entregaron dos horas antes) se agotaron.
El ingreso al recinto se tornó complicado por el alto número de personas que se colocaron en la escalinata con la esperanza de entrar. “¿No les sobra un boleto, no les sobra un boleto?” era la frase que algunas personas lanzaban a quienes formaban fila.
Pero si Viengsay despertó las emociones de la audiencia, Alicia Alonso las llevó a un nivel diferente. Desde el momento en que apareció en el teatro, saliendo de una puerta lateral del escenario, los gritos, aplausos y vítores comenzaron.
“La magia de la danza” es el título de la representación que el Ballet Nacional de Cuba ofreció ayer y que hoy repetirá en el mismo horario y lugar. El programa se divide en dos partes e incluye escenas de Giselle, La bella durmiente del bosque y El Cascanueces; en la segunda se ofrece Coppélia, Don Quijote, El lago de los cisnes y la Sinfonía de Gottschak , brindando la oportunidad de apreciar en un único espectáculo la antología de siglos de desarrollo del ballet clásico.
Con coreografía de Alicia Alonso basadas en los originales, el público yucateco pudo disfrutar de las actuaciones de Ernesto Díaz, Ginett Moncho, Claudia García, Dani Hernández, Laura Blanco, Saidaise Arencibia, Laura Blanco, Chavela Riera, Rafael Quenedit, Patrio Revé y Raúl Abreu, entre otros, además de los integrantes del cuerpo de baile. El Ballet Nacional de Cuba ha visitado Mérida en numerosas ocasiones y en esta pudimos ver rostros nuevos, indicando evolución y renovación.
El entusiasmo por admirar la presentación de una de las compañías de danza más importantes del mundo contrasta con, tal vez, el desconocimiento del protocolo de comportamiento durante una galla de ballet. Los aplausos y vítores después de cada ejecución distinguida, aunque es una muestra de aprobación y admiración, pueden llegar a ser incómodos para los artistas y demás asistentes.
Un tropiezo y el nerviosismo dominante en un par de bailarines no afectó el ánimo de los testigos de “La magia de la danza ” del Ballet Nacional de Cuba, que como siempre cada vez que finaliza una actuación, agradece los aplausos con la reverencia de su Prima Ballerina Assoluta. Los gritos de “¡Bravo Alicia, bravo Alicia!” se dejaron escuchar y la artista, sonriente y auxiliada por sus dos bailarines principales, los agradeció con una sonrisa.
(María del Mar Boeta)