En México los brujos y chamanes suelen tener mucho respeto por las plantas con sustancias psicoactivas. Pero al parecer, grupos criminales están dispuestos a usarlas como armas de “sumisión química” como ya las llaman en España
Un fenómeno que parecía ser sacado de un libro de leyendas urbanas se está convirtiendo en algo cada vez más real y tangible. Esta semana el diario español El País le dedicó un reportaje especial a la droga llamada “Burundanga”, largamente mencionada en países de Sudamérica como Colombia, Venezuela y Ecuador como algo que tomado, comido, rociado o incluso –algunos testimonios así lo señalan– por simple contacto con la piel reblandece la voluntad del individuo al grado de no poder evitar ser asaltado o incluso violado
Lo extraño es que todo eso puede suceder sin caer en un estado de inconsciencia y sin que se alteren funciones motrices o de coordinación, al menos no permanentemente.
Según algunos estudios farmacoquímicos que se han realizado en el mundo, la Burundanga basa su efecto en una sustancia llamada escopolamina, un elemento psicoactivo que se encuentra en algunas plantas como la belladona (cuyo uso en herbolaria y homeopatía es inocuo y de hecho es recomendable en varios tratamientos), la datura, una especie de la familia de las solaneáceas, entre las que figuran el toloache (popularmente famoso en México desde tiempos precolombinos por ser propiciador del amor irrefrenable y locura) y la brugmansia, también conocida como Trompetas de ángel, que contienen el alcaloide escopolamina.
Efectos de cuidado
Estas plantas han sido usadas centenariamente por chamanes para inducir estados alterados de la conciencia y su uso está prohibido en algunos países. Pueden provocar tanto euforia como terror, alucinaciones y en casos extremos, asfixia o muerte. Hay que andarse con cuidado.
Sin embargo, hasta hace algunas décadas estaban fuera del conocimiento de criminales que ahora las usan para inducir en sus víctimas un estado de vulnerabilidad y desmemoria temporal que muy difícilmente se puede detectar, debido a que los rastros de la sustancia en la sangre suelen desaparecer en unas horas o pocos días.
Según testimonios de personas agredidas sexualmente o robadas de sus pertenencias, luego de estar en contacto con alguna de las fuentes contaminadas con la sustancia, cayeron en estados de amnesia parcial o total, comportamientos inusuales, parálisis sin pérdida de conocimiento, resaca desproporcionada, vértigo o mareo, alteraciones visuales o del habla, entre otros síntomas.
En tal estado son víctimas propicias para dar lo que nunca en otra situación consentirían.
Cómo actúa
Según la revista Wired UK, expertos de Reino Unido que han analizado la escopolamina deducen que ésta bloquea la acetilcolina, el neurotransmisor básico para la memoria y parece afectar la amígdala, la zona del cerebro responsable de controlar la agresión y la ansiedad. Las evidencias sugieren que las víctimas yacen en un estado pasivo y confuso sin poder resistirse a las órdenes de su asaltante.
En México los brujos y chamanes suelen tener mucho respeto por las plantas con sustancias psicoactivas. Pero al parecer, grupos criminales están dispuestos a usarlas como armas de “sumisión química” como ya las llaman en España.
Si tú o alguien cercano supone que fue víctima de algo como lo que aquí hemos señalado, es recomendable actuar de inmediato, antes de que pase el rastro en la sangre; hay que denunciar el delito cualquiera que éste haya sido. Muchos afectados, a causa de vergüenza o confusión no lo hacen y el crimen queda impune.
(vanguardia.com.mx)