Las denominadas tecnopatías son apenas un adelanto de enfermedades profesionales que acabarán consolidándose aunque hoy se mantengan a medio camino entre la dolencia reconocida y las manías personales
El uso inadecuado de las nuevas tecnología ha favorecido la aparición de nuevas patologías como, por ejemplo, la apnea del WhatsApp (ansiedad por consultar mensajes de manera compulsiva), depresión de Facebook (necesidad de visualizar perfiles de otros usuarios como forma de reducir la tristeza al recordar momentos felices del pasado), o el síndrome de Google (el cerebro no logra recordar y olvida datos como consecuencia del uso frecuente de buscadores de Internet).
Así lo ha mostrado un análisis realizado por la consultora de comunicación Torres y Carrera, en colaboración con Evidentia Marketing y expertos en Seguridad y Salud Laboral. Y es que, actualmente, 36 de los 46 millones de españoles tienen acceso a Internet.
La generalización en el uso de las redes sociales y de mensajería instantánea provoca una sensación de conectividad, que ampara nuestra soledad a través de un “like” un “tweet” o un “emoji”. Las nuevas tecnologías propician nuevas conexiones cerebrales y favorecen nuevos métodos de aprendizaje, como explica Alexandra Mariño, senior Manager de TYC.
“Ahora bien, toda esta carga de positivismo no oculta que también pueden aumentar el riesgo de padecer patologías físicas, como enfermedades inflamatorias y auditivas, jaquecas y mareos o trastornos psicológicos”, añade.
Las denominadas tecnopatías son apenas un adelanto de enfermedades profesionales que acabarán consolidándose aunque hoy se mantengan a medio camino entre la dolencia reconocida y las manías personales. La apnea del WhatsApp (ansiedad por consultar mensajes de manera compulsiva) o la depresión de Facebook (necesidad de visualizar perfiles de otros usuarios como forma de reducir la tristeza) son solo ejemplos de las consecuencias que acarrea la saturación tecnológica a la que estamos expuestos.
Lo cierto es que los internautas de España pasan una media de casi seis horas diarias enganchados a la red y, de ellas, 3 horas y 47 minutos lo hacen desde un ordenador y 1 hora y 55 minutos desde un dispositivo móvil. Los principales picos de uso se registran en el marco de la jornada laboral (entre 9.00 y 19.00 horas), un dato que refrenda el peso que han adquirido las redes en la actividad cotidiana.
(eleconomista.com.mx)