Mérida, Yucatán.-  El Ballet de Camagüey de Cuba nada le pide a otros ballets de alcurnia de otras partes del mundo y esto fue evidente para el público de esta ciudad que presenció y admiró las coreografías, el vestuario y las proyecciones de los personales del ballet  “La fille mal gardée” (1789).

Como parte del Festival Internacional de la Cultura Maya, la presencia del Ballet de Camagüey mostró la veta de insignes bailarines que dejó la escuela rusa en la isla y que ha dado frutos de alto nivel artístico en vísperas de cumplir este diciembre  50 años de trayectoria artística.

Tres clamorosos aplausos coronaron el mismo número de presentaciones programadas cada una ante más de mil personas congregadas en el Teatro José Peón Contreras, en reconocimiento al trabajo de la directora y maitre Regina María Balaguer Sánchez y de los integrantes de la compañía.

Para los amantes del ballet fue una suerte de aire fresco la presentación de unos de los ballets más antiguos del repertorio clásico, “La Fille Mal Gardée” (La niña mal educada), ante un público o críticos que han sido bombardeados con las tradicionales puestas en escena como “Coppelia”, “Giselle”, “El lago de los cisnes” y “El Cascanueces”, entre otros.

Para muchos, la escenografía sencilla de ambientes campiranos de “La Fille Mal Gardée” dio realce al colorido vestuario de las mujeres campesinas y a las coreografías de gran lucimiento visual que arrancaron varios aplausos de la concurrencia.

La historia consiste en que Mamá Simone, una dama ambiciosa y de próspera economía, toma todas las precauciones para impedir los amores de su hija Lisette con Colas, un joven campesino pobre, pues aspira a unirla en un matrimonio de conveniencia con Alain, el tonto hijo de un rico productor de vino. El final, se advierte feliz, ya que la madre (interpretada por un varón) consiente finalmente los amores de su hija.

ballet2El ballet recreó esta sencilla historia de amor con giros y retos a la gravedad del cuadro de bailarines, cuya sincronía y coordinación  dejaron fascinados a los espectadores en los dos tiempos que duró la obra.

Sin dioses, príncipes, reyes o reinas y animales que se convierten en humanos, la obra fue creada a partir de la imagen de la gente “común”, una visión clase mediera de los ambientes campesinos del siglo XVIII.

“La fille mal gardée” fue incorporada hace 25 años al Ballet de Camagüey, el cual le dio un gran valor agregado con bailarines de temple, desenvolvimiento natural y de fascinante estampa, elementos con los que dejó su impronta en sus tres presentaciones en esta ciudad.

El ballet “La fille mal gardée”  fue creado en 1789 en Burdeos, Francia, en plena Revolución Francesa por el coreógrafo Jean Dauberval, aunque la versión más conocida es la escribió en los últimos años Sir Frederick Ashton para el Royal Ballet de Londres, de acuerdo con antecedentes de la obra.

Poco antes, el ballet representó una coreografía titulada “Copa de ángel”, creada hace cinco años por Hilda Martínez, docente y coreógrafa de la compañía,  la cual constituye la primera de danza clásica creada por la Revolución en Cuba. Se trata de un homenaje  en ballet  insólito al fútbol para lo cual contó con el apoyo de entrenadores deportivos.

Los directivos del FIC Maya que encabeza Jorge Esma Bazán mostraron insuficiencia y desorganización, ya que los escasos programas de mano carecían de información sobre el título de las obras presentadas en el escenario, la sinopsis de las mismas, y los nombres de los primeros bailarines, así como del elenco artístico.

El público salió contento, pero sin saber el nombre de las obras, porque tampoco hubo maestro o sonido que presentara las obras.

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(Jesús Mejía)