Mérida, Yucatán.- La Arquidiócesis de Yucatán reportó robo y profanación en el templo de San Camilo de Lellis, en el oriente de Mérida.
Sujetos desconocidos irrumpieron por la fuerza en la Rectoría del inmueble, presumiblemente la madrugada, alrededor de las 2:00 horas, del pasado viernes 28 de octubre.
La representación de la Iglesia católica en Yucatán atribuyó los hechos a “algunas personas malintencionadas”.
El reverendo padre Juan Leonardo Navalón, de la Congregación de los Misioneros Servidores de la Palabra, informó que los infractores forzaron los barrotes de uno de los ventanales del templo por donde ingresaron.
“Luego de hallar la llave del sagrario, lo trasladaron fuera, lo abrieron y arrojaron la Sagrada Eucaristía por el suelo; además sustrajeron y robaron el viril con la hostia grande que sirve para la adoración eucarística”, difundió.
El caso fue notificado a la policía estatal y se levantó denuncia ante la Fiscalía General del Estado.
Según el vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, Jorge Martínez Ruz, la tarde del sábado 29 se celebró misa de desagravio en presencia de un numeroso grupo de feligreses.
La ceremonia religiosa estuvo presidida por el Vicario General de la Arquidiócesis, el presbítero Candelario Jiménez en representación de Mons. Gustavo Rodríguez, quien se encuentra fuera de la ciudad.
“Ante esta situación desconcertante el Sr. Arzobispo ha lamentado lo sucedido y nos pide como iglesia local de Yucatán manifestar nuestra unión y solidaridad a través de la oración de reparación por las faltas cometidas, y de manera especial nos invita especialmente a que el próximo jueves 3 de noviembre en cada comunidad parroquial se realice y ofrezca la adoración al Santísimo en desagravio por esta profanación contra la Sagrada Eucaristía.
“A su vez también nos exhorta a estar mucho más atentos en el cuidado y seguridad de los sagrarios de nuestras iglesias, recordando lo que nos dice el Código de Derecho Canónico:
938 § 3. El sagrario en el que se reserva habitualmente la santísima Eucaristía debe ser inamovible, hecho de materia sólida no transparente, y cerrado de manera que se evite al máximo el peligro de profanación.
938 § 5. Quien cuida de la iglesia u oratorio ha de proveer a que se guarde con la mayor diligencia la llave del sagrario en el que está reservada la santísima Eucaristía.
La jerarquía eclesiástica reprobó contundentemente este acto de profanación.
“Pedimos perdón a nuestro Señor Jesucristo por las ofensas cometidas contra su cuerpo sacramentado, nos solidarizamos en la oración con la comunidad de san Camilo de Lellis, y rogamos a Dios Padre para que con su infinita misericordia toque el corazón de los agresores y los mueva a la conversión”.
(Comunicado)