Alto o bajito, afilado o curvilíneo, de color oliva, tierra, zanahoria, tomate, papa o cualquiera, nuestro cuerpo, más allá de que nos guste o no, es sorprendente.

Y hasta nuestros pedazos menos apreciados y más corrientes tienen sus peculiaridades.

Partes como…

El dedo gordo del pie

¿No te inspira mucho?

Tal vez no, hasta que caes en cuenta de que cuando caminas, después de que tu pie rueda del talón a la punta, justo cuando te preparas para empujar para dar el siguiente paso, hay un momento en el que tu dedo gordo aguanta todo el peso de tu cuerpo.

No todos caminamos igual, pero eso sucede en la mayoría de los casos.

Si consideras cuántos pasos das en la vida, esos brevísimos momentos suman un tiempo por el que ese dedo -al que no sueles recordar hasta que te lo pisan o te aprieta un zapato- merece un aplauso.

Y ya que lo mencionamos, la razón de que duela taaaaaaaaaaaaanto cuando nos los pisan, es que los dedos de los pies están repletos de nociceptores (o receptores de dolor), que son altamente sensibles y envían un mensaje a la médula que dispara un reflejo y cuando el cerebro recibe la información, el dolor es tremendo.

(Información completa: bbc.com/mundo)