El Titanic reposa en el fondo del océano y sus restos se van deteriorando poco a poco debido a una especie de bacteria que lo consume. El barco permanece a 3,800 metros de profundidad, con falta de luz y una intensa presión.

En 1991, científicos de la Universidad de Dalhousie, recogieron muestras de unas misteriosas formaciones que colgaban del barco y detectaron que estas estaban llenas de vida.

El tema no fue investigado hasta 2010, cuando un grupo de especialistas de la misma universidad, encabezados por Henrietta Mann, aislaron la bacteria de los restos tomados y como resultado encontrarionuna especie nueva.

La bacteria fue nombrada ‘Halomonas titanicae’, en honor al barco y puede encontrarse en otro tipo de ambiente extremo: las marismas.

Esta bacteria usa una molécula llamada ectoína para protegerse de la presión osmótica extrema y sobrevivir en ese ambiente.

Encontraron que el material con el que era construida la nave determinaba el tipo de microbios que atraía.

“Al principio, el barco comenzará a corroerse, pero a medida que los microbios colonizan los restos, comienzan a formar una biopelícula que crea una capa protectora entre el barco y el agua del mar”, señala Melanie Damour, arqueóloga marina de la Universidad del Estado de Florida, quien estuvo a cargo de la expedición.

Científicos apuntan que el deterioro el barco se podría dar también por la corrosión marina.

(bbc.com/mundo)