Mérida, Yucatán. – Con orígenes que se remontan a tres mil antes de Cristo, el oboe resurgió dentro de la música de concierto y en las manos de la intérprete macedona Gordana Josifova en la interpretación del Concierto para Oboe de Franz Josep Haydn con la Orquesta Sinfónica de Yucatán.

Pese a ser un instrumento poco utilizado como solista en los conciertos de música clásica, el oboe fue esta vez, no sólo el protagonista principal del recital, sino el más escuchado y el mejor tocado en las manos de Josifova, quien atravesó  el Atlántico para mostrar sus cualidades como intérprete por primera vez en esta ciudad.

Pese a la tenue sonoridad del instrumento en comparación con los alientos metales trompeta, trombón y tuba), sus sonidos agudos y finas notas llegaron a todos los rincones del Teatro Peón Contreras.

Gordana Josifova dejó su impronta con una lograda interpretación de la obra de Haydn. Las notas prístinas, diáfanas, sin mácula alguna, que obtuvo de su instrumento cautivaron por su belleza a los asistentes.

El público contribuyó  con su silencio y sin aplausos anticipados al éxito del recital, ya que los sonidos de la música y su estética dominaron los sentidos, tranquilizaron espíritus inquietos y calmaron a las fieras.

En los tres movimientos o tiempos (allegro spiritoso, andante y rondo: allegretto), Josifova se empleó a fondo y refrendó la vigencia y la belleza del sonido del oboe, pese a que es escasamente presentado como instrumento de concierto.

Al final, el público tributó su reconocimiento con un intenso aplauso. Gordana Josifova consintió a los asistentes y sin más preámbulo inició la interpretación del “Oboe de Gabriel”, tema de la banda sonora de la película “La Misión” (1986) que creara el compositor italiano Ennio Morricone.

Los melómanos, felices, disfrutaron de ese pasaje musical, uno de los más hermosos escritos en la historia del cine, que ha sido interpretado por numerosos artistas e incluso cantada en la versión conocida como “Nella fantasia”.

La parte inicial del programa incluyó a la obertura “El rey Estephan” de Ludwig van Beethoven, obra poco interpretada al lado de sus oberturas “Egmont” y “Leonora”, “Coriolano” de un total de diez que creó el compositor alemán.

Juan Carlos Lomónaco llevó a la orquesta al pináculo del arte de interpretación musical con la Suite No.2 de Tchaikovsky, una obra compuesta de cinco partes, en la que el compositor incluyó un vals, pasajes de la música popular rusa, una canción de cuna y grandes remates.

oboew

(Jesús Mejía)