Por Jesús Mejía

Mérida, Yucatán.-La Gran Muestra de Altares, dedicada a difuntos, convertida en lugar de encuentro de vecinos con la tradición, pero también de “vivos” y oportunistas, algunos en pos de un trozo de pib y otros, como aspirantes a “un hueso” político,  en la búsqueda del saludo, del reconocimiento.

La Plaza Grande, el corazón de la capital del estado, latió con fuerte pulso social, cultural y político.

Esa fue la realidad, no un sueño, de una tarde sabatina en la plaza central.

Se encontraron los vecinos, compadres, amigos, en la búsqueda de un taco de relleno negro, cochinita o de mucbipollo, reflejo de lo que es Mérida, espacio de reconocimiento entre pares, colonos, familiares, lo que no sucede en las grandes ciudades.

Las 110 ofrendas que se instalaron provenientes de 69 municipios y 41 dependencias del gobierno estatal y federal, así como de planteles educativos y organizaciones de la sociedad civil, propició la presencia multitudinaria.

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De entre el olor a cempasúchil, copal y carbón quemado de los altares, destacaron muchos de ellos por la presencia de las mestizas, algunas con sus primorosos ternos en papel de anfitrionas y otras como torteadoras o en el reparto de relleno negro, cochinita y brazo de reina.

La romería popular con evocación a los muertos también convocó a personajes que forman parte de la cultura popular como “La Catrina”, herencia de Posadas-Rivera, los rostros cadavéricos, los trajes de esqueleto, la Santa Muerte y la Muerte con su guadaña.

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La señora Sarita Blancarte de Zapata y el secretario general de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf, recorrieron con la representación del gobernador Rolando Zapata Bello la muestra de ofrendas. Junto con ellos, el artífice Róger Metri Duarte.

Muy platicadores frente a un altar estuvieron Limber Sosa, director general del DIF y el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Marcos Celis Quintal, mientras que a unos metros el alcalde de Progreso, José Cortés Góngora, presumía una joven “muerta” a bordo de una lancha para remarcar su origen porteño.

Entre el gentío se dejó ver Francisco Torres. “¡Panchiiito!” lo llamaron decenas de veces y él, sonriente como corresponde a un aspirante, correspondió con la diestra los saludos y se prestó para las fotos de ocasión.

También el diputado federal Jorge Carlos Ramírez Marín no perdió la oportunidad de hacer presencia entre la romería y recibir el saludo de todos cuánto lo reconocieron por su talle, bigotes y anteojos.

Algo “perdido” se encontraba el director de Cultura del Ayuntamiento, Felipe Octavio Ahumada Vasconcelos, quien en vez de promover la estancia en Parque Mejorada donde la Comuna abrió un espacio alternativo al Janal Pixán, declamó poemas al lado de una Catrina y se tomó varias fotos con ella.

Otros personajes de la vida pública y política también se dejaron ver entre la luz y las sombras de los jacales, como parte de la participación con altares de dependencias federales, estatales y municipales.

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