Mérida, Yucatán.- Los problemas de salud mental en los migrantes mayas de Yucatán en la bahía de San Francisco, California, están desatendidos, lo que los lleva a problemas de adicción a las drogas.
Cuando los migrantes adictos vuelven a Yucatán “traen” no solo “escuela” sino el dinero necesario para “financiar” la compra de drogas.
Una investigación científica revela que los migrantes de Tunkás y sus alrededores que migraron a San Francisco viven en medio de problemas individuales y sociales que los llevan al consumo de drogas legales e ilegales.
Los resultados del estudio se revelaron este jueves en el marco del coloquio sobre la cultura maya “Ichkaantijoo”, que se lleva al cabo en el Centro INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) Yucatán.
En su ponencia “Contexto laboral y redes sociales: factores condicionantes de la salud mental de migrantes yucatecos en California, Pedro Lewin Fischer, investigador del Centro INAH- Yucatán, explicó que el estudio se realizó desde 2006.
El año pasado se entrevistó a unos 60 hombres migrantes de entre 18 y 65 años de edad, y una encuesta a unos 550, tanto en Tunkás, como en San Francisco.
Aunque la muestra no es representativa, y no puede aplicarse a todos los migrantes mayas, destapa una problemática no estudiada no solo en los migrantes mayas sino en los migrantes mexicanos en general.
Para obtener los resultados, el investigador describió los problemas en 4 áreas:
- Individual
- Interpersonal
- Comunitaria
- Estructural
En el primer rubro, los migrantes “justificaron” el consumo de drogas por problemas de depresión, derivados de sentimientos de soledad y tristeza, por mencionar algunos.
Como problemas interpersonales, lo que más les impactaba era no tener familiares cercanos. Entre los comunitarios destacaron las redes socialea, que generan problemas de presión.
De los estructurales, la discriminación y los factores socioeconómicos impactaron directamente en la decisión de consumir drogas.
Las entrevistas también revelaron que los migrantes o solo se enfrentan a tener que vivir solos y lejos de esposa e hijos sino a la frustración por tener que aguantar maltrato laboral, pues en muchos casos no cuentan con papeles y viven con el temor de ser deportados.
Además, quienes lo arropan al llegar, generalmente otros migrantes, los fuerzan a consumir drogas para que se integren. Con el paso del tiempo, el maya “aprende” que consumir drogas es parte de la aceptación, es decir, la compra para “atraer” a sus amigos.
El investigador recalcó que en San Francisco, California, los migrantes mayas no tienen una división entre la vida laboral y social, pues sus compañeros de trabajo se convierten en su familia.
Explicó que las drogas también las usan los migrantes como un factor de mayor productividad en el trabajo: consumen cocaína, un estimulante que los activa y los hace rendir más.
Otro factor que influye para que sus problemas emocionales deriven en consumo de encantada es que tiene dinero. Citó el caso de algunos mayas que llegan a ganar hasta 180 dólares por día (unos 3,200 pesos mexicanos), lo que le permite compara incluso drogas caras.
Comentó que la migración también tiene un impacto en la salud mental y emocional de quienes se quedan, como las esposas e hijos, y que tampoco ha abordado por los investigadores.
Además, los migrantes que vuelven y que traen dinero “inducen” a los de su comunidad de origen a consumir drogas. Prácticamente los enseñan a drogarse porque, además, traen los recursos para compra de drogas aquí.
En el cuadro día del coloquio, el tema central fue “La migración y la evolución de la lengua maya”. Se presentaron 9 ponencias y hubo dos talleres.