Mérida, Yucatán.- Aunque varias de las tradiciones que dieron origen a la celebración de la Navidad se están perdiendo, la Iglesia Católica sólo considera como válido, e incluso como obligatorio, un acto: ir a misa 24 o 25 de diciembre.

Durante la misa del 24, se arrulla al niño y se le coloca en el pesebre, además de que se lee el Evangelio del nacimiento de Jesús, y ese es el único rito considerado válido para los católicos, y puede -y así lo recomienda la iglesia- imitarse en casa y hacerlo en familia, pero esto no es propiamente algo obligatorio.

El sacerdote Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis de Yucatán, explica que si bien muchos ritos y tradiciones son parte ya de la cultura popular, y que la Iglesia Católica no sólo los avala sino que los promueve, no son obligatorios.

En ese sentido, dijo que aunque ya se está perdiendo, uno de esas tradiciones es la de cantar la rama o ramada; el sentido original de este recorrido era que los niños, con recursos mínimos -cajas de zapatos, por ejemplo- salieran a recorrer las calles como lo hicieron José y María cuando pedían un lugar para pernoctar.

El objetivo esta costumbre, era cantar casa por casa para recolectar algo de dinero y poder financiar las posadas, que por cierto, inician precisamente este sábado 16 de diciembre. A partir de esta fecha, la idea era imitar el recorrido de María y José, en lo que tradicionalmente se llama “pedir posada”.

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Para ello, la tradición marca que se deben entonar cánticos en las que una parte de los peregrinos pide posada en varias casas y dentro de cada una de ellas, hay otras personas que contestan también con cánticos. Si no hay estos elementos, no puede decirse que es una posada.

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Al llegar al lugar de destino, el convivio es sólo una forma de coronar la tradición, y se acostumbra romper una piñata de 7 picos que representan los 7 pecados capitales.

También se organización las pastorelas, que son representaciones teatrales de cuando los pastores viajaban a adorar al niño Jesús. Pero tampoco éstas son obligación para un católico.

En total, se deben realizar 9 posadas, desde del día 16 de diciembre, y hasta el 24, cuando en la posada se “añade” el rito de arrullar al niño y leer el Evangelio precisamente del nacimiento de Jesús. Todo esto debe hacerse en familia.

Sin embargo, también en la llamada misa de Gallo, cerca de la medianoche, en los templos católicos se realiza toda este rito que sí es obligatorio para los feligreses. Sin embargo, Jorge Martínez Ruz aclara que si bien esto puede hacerse en casa, es deber de los católicos acudir a misa el 24 o 25 de diciembre.

Desde su perspectiva, el párroco asegura que la tradición de arrullar al niño y colocarlo en el pesebre no se ha perdido en Mérida, pues en a las misas de gallo acuden con las figuras de los niños Dios a que el sacerdote las bendiga.

Respecto al significado de todo este “camino” hasta llegar al 24 de diciembre, el Día de Navidad, el sacerdote Jorge Martínez explica que es la preparación para recibir a Jesús, y para eso es deseable que, como en toda misa, hay antes un acto de contrición y una confesión.

Sin embargo, a diferencia de otras fechas, y por acercarse también el fin de año, los católicos hacen una confesión más a fondo, con un examen de conciencia mucho más profundo de los habitual.

Respecto a la confusión que suele darse a la cena navideña, de hacer una fiesta o una pachanga, el sacerdote dice que los preceptos católicos marcan que el aguinaldo -como todo lo material- debe acercarnos a Dios, y que si se tiene otros gastos el dinero debe destinarse a ellos, porque si se invierte en una fiesta se rompe el sentido, es decir, hay una contradicción en lo que se busca espiritualmente.

“Hay que ver que las necesidades de nuestra familia estén satisfechas”, advierte el vocero de la Arquidiócesis de Yucatán.