Mérida, Yucatán.- Desde este 1 de abril están prohibidas las llamadas “quemas agrícolas” en el Estado, debido a que las altas temperaturas y los vientos irregulares que pueden hacer que el fuego se salga de control.

Frenar las quemas significa un respiro porque se evitan incendios forestales pero también por la salud de los habitantes tanto de los municipios que incendian los terrenos para prepararlos para las siembras, como para los habitantes de Mérida: en este periodo se presentan los más altos niveles de contaminación en la ciudad.

Entre febrero y mayo, la cantidad de partículas suspendidas en el aire de Mérida aumenta y rebasa los niveles tolerables; lo peor es que estos altos niveles pueden mantenerse así durante días.

Esto ocurrió, por ejemplo, a finales de mayo de 2017, cuando los altos niveles de contaminación se mantuvieron arriba de la norma durante 3 días seguidos, según la medición de la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

Como ya se sabe, la temporada de quemas 2018 inició el pasado 15 de febrero y concluirá hasta el 31 de mayo. Sin embargo, como “empata” con la temporada más “ardiente” por los incendios forestales, las autoridades suspenden las quemas durante abril.

El problema es que precisamente ese periodo es uno de los 2 del año en el que se registran mayores niveles de contaminación en la capital yucateca, precisamente por las quemas en los municipios.

Esto es más grave porque el horario “permitido” para las quemas es precisamente cuando la temperatura empieza a bajar, es decir, entre las 17:00 horas (5 de la tarde) y 8:00 horas (8 de la mañana), según Aarón Palomo Euán, director de Protección Civil del Estado de Yucatán.

Sin embargo, aunque esto evita incendios forestales contamina aún más: de acuerdo con Daniel Rosas Sánchez, responsable del Comité Ambiental de la Facultad de Química, en la noche es cuando más se concentran las partículas suspendidas porque hay menos circulación de aire.

“En la noches cuando menos se mueven los contaminantes porque se estacan el aire”, dijo, durante una entrevista, en la que habló de los resultados de la medición de la calidad del aire en Mérida, y que publicamos en 2017.

En ese entrevista, el experto recordó que durante 2017 tuvieron 10 “picos” de alta concentración de partículas demominadas PM10 y PM2.5; la cifra en el nombre de la partícula determina el tamaño: las primeras pueden entrar al pulmón y alojarse ahí; las segundas, entran al pulmón y, de ahí, a la sangre.

La Uady determinó que la “fuente” de contaminantes durante los “picos” entre enero y septiembre de 2017 eran las quemas agrícolas y la llegada del polvo del Sahara.

Aunque aún no se tienen todos los resultados de este año, pues está empezando, las mediciones que revelan los periodos de alta contaminación en Mérida se realizaron desde 2015, cuando el laboratorio que opera en la Facultad, auspiciado por el Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) comenzó a trabajar.

Así es que, durante abril, mientras no haya incendios forestales grandes (en marzo inició la temporada de incendios 2018 y el operativo para combatirlos) la concentración de contaminantes bajará en Mérida. Sin embargo, al reanudarse las quemas, en mayo, vendrá lo peor de la contaminación en en la capital.