Por Ernesto Arévalo Galindo

¡Nada! Una vez transcurrida la primera semana de las campañas políticas por la presidencia municipal de Cozumel, el sol no ha dejado de irradiar. También, la lluvia ha hecho acto de presencia para alivianar, en la medida de lo posible en la época de primavera, la temperatura ambiental. El calor y el bochorno son, por momentos, insoportables. No nada más son los tiempos de los políticos, sino también de los mosquitos, estos últimos y quizá los primeros, transmisores de graves enfermedades para la población.

Perla Tun Pech, con su lema “El Pueblo Manda”, busca la reelección basando su proselitismo en las redes sociales. Pedro Joaquín Delbouis, con su lema “Rescatemos Cozumel”, ha desarrollado un proceso clásico de contactos directos con la ciudadanía. Juanita Alonso Marrufo, con el lema “Juntos Haremos Historia”, tiene a su favor la influencia de AMLO y Morena, porque la gente al identificar sus logotipos políticos, le está ofreciendo su voto.

Salvador Rocha Vargas, con su lema “Vota seguro. Vota por Rocha”, ejecuta sus actividades sin el aval del Partido Encuentro Social (PES) en esta ciudad del Caribe mexicano, como consecuencia a su imposición. Gloria Mex Alcocer, la independiente, se ha dedicado mayormente a barrer calles y chapear espacios públicos, evidenciando su verdadera vocación porque está perdida en el contexto político.

En tanto, la realidad está volviéndose insoportable a diario. El costo de la vida está incrementándose a diario. El clima de inseguridad y miedo está permeando en la sociedad a diario. Infantes vendiendo, inclusive a las altas horas de la noche, para apoyar el gasto familiar. Adolescentes tentados por la mafia, a causa de la falta de valores y educación, para ganar dinero fácil. Adultos estresados porque los ingresos, a pesar de los trabajos extras, no alcanzan por la carestía. Personas de la Tercera Edad, en malas condiciones físicas y de higiene, ofreciendo periódicos para malvivir. La realidad es insoportable. ¡Cozumel!

Son dos realidades. Muy distantes la una de la otra. Los políticos por un lado. La sociedad por otro lado. Pareciera ser que vivimos en un mundo absurdo e ilógico, porque la razón no puede dominar a la realidad. O, la realidad no puede dominar a la razón.

Nada nuevo bajo el sol y la lluvia.

¡Palabras!

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