Mérida, Yucatán.- Los animales jugaron un papel primordial entre los antiguos mayas, con presencia en los rituales de comunicación con los dioses, incluso algunas especies estuvieron dotados de un carácter simbólico y divino como los felinos.

La investigadora de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán, Nayeli Jiménez Cano, exhibió su trabajo titulado “Animales en los rituales mayas. Tratamientos térmicos en las ofrendas faunísticas del período clásico”, en el que resaltó el carácter sagrado que tuvo la fauna silvestre y doméstica en la cosmovisión maya.

Como parte del Tercer Coloquio Internacional de Bioarqueología dedicado al Estudio Mortuorio en Mesoamérica, que concluyó este fin de semana, indicó que los felinos como jaguares y pumas estuvieron asociados a rituales dinásticos dotados de un halo de realeza.

Otros animales de tipo doméstico muy comunes en contextos arqueológicos como los perros eran dotados de un fuerte carácter simbólico; por su parte, los venados se relacionan por lo general con el renacimiento y la fertilidad asociada a la élite, pero también a elementos como el sol, el fuego, la lluvia y las sequías.

Por otra parte, los pecaríes –comúnmente asociado a rituales– tienen además una relación patente con el fuego, tal es el caso de los “pecarí de fuego” identificado iconográficamente y de cuyas fosas nasales emergen volutas de lumbre.

Dichos planteamientos de Jiménez Cano fueron sustentados con evidencias arqueológicas halladas en ofrendas y rituales faunísticos con elevadas alteraciones térmicas por la acción del fuego del período clásico tanto en la costa como en el interior del área maya, particularmente en Xcambó, Yucatán, y La Blanca, de la región del Petén en Guatemala.

Precisó que las afectaciones por fuego en los animales rituales de La Blanca se concentraron en restos de puma, venados, pecaríes y pavos, mientras que en Xcambó la presencia de fauna quemada en ofrendas se restringió a animales como cangrejos, tiburones y marinas, lo que habla del aprovechamiento local de las especies ofrendadas.

Con el fuego como elemento destructor y dador de vida, dichos animales pudieron haber sido ofrendados como agradecimiento a los dioses proveedores de alimentos y sirvieron tanto para acompañar a los humanos en su paso al inframundo como para despedirse de lugares habitados.

Los resultados de esos estudios llamaron la atención de expertos nacionales y extranjeros reunidos en los trabajos del Coloquio de Bioarqueología, a quienes mostró imágenes de elementos óseos de puma, venado y pecarí, así como vértebras y dientes de tiburones.

La investigadora planteó la necesidad de realizar un mayor número de estudios arqueológicos para lograr una mayor comprensión del significado simbólico del fuego y sus implicaciones en el empleo de animales.

Igual, resaltó los trabajos efectuados en dichas zonas arqueológicas con apoyo y financiamiento de la Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

(Jesús Mejía)