Mérida, Yucatán.- Después del equinoccio de primavera, el mundo maya podrá presumir el “Palacio de las Pilastras”: una estructura de 55 metros de largo por 15 metros de ancho y 6 metros de altura, en la zona arqueológica de Kulubá.
El antiguo edificio se encuentra al oriente de la plaza principal del Grupo C., del que ya se tenía conocimiento años atrás, pero cuya confirmación se dio a conocer el pasado martes.
“Tenemos apenas dos meses y el trabajo de campo concluye hasta marzo del próximo año”, explicó el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, responsable del proyecto.
¿Cuándo ya se podría admirar este palacio?, preguntó LectorMx.
—El trabajo de campo implica que el edificio ya esté restaurado y consolidado. O sea, que a fines de marzo tendremos un edificio para poderlo observar y admirar en todas sus características que se conservaron —respondió.
Kulubá –situada a 35 kilómetros del municipio de Tizimín– aún se encuentra en estudio y recuperación. En el Clásico Terminal, recibió influencia de Chichén Itzá ya convertida en metrópoli destacada en el actual Yucatán.
En la liberación y reconocimiento del basamento, se hallaron escalinatas y una crujía con pilastras, en la parte superior, que habría sido usada por la élite del lugar.
“En esta etapa, la etapa de liberación le llamamos, que son la excavación para detectar precisamente las características del edificio, está derruido y también escombrado, nos ha permitido, de alguna manera, empezar a inferir cómo era este palacio.
“Le llamamos palacio porque es una estructura en la que predomina la horizontalidad y también era una residencia de élite gobernante del lugar, donde se administraban las cuestiones políticas, administrativas, etcétera”, detalló el especialista.
La única crujía, todo un pasadizo de extremo a extremo, tiene alrededor 55 metros de largo, sin ninguna bóveda intermedia, sin muros divisorios.
—Entonces, esto es muy novedoso, porque en general desconocemos mucho de la arquitectura de esta zona, de esta región, porque la mayoría de los estudios se han enfocado en la zona Puuc, en Chichén; pero en la zona nororiente de Yucatán, son pocos los elementos que tenemos de arquitectura en pie.
Entonces, estamos de alguna manera redescubriendo, porque no es un descubrimiento novedoso, en el sentido de que ya sabíamos que había una estructura de tipo palacio. Incluso, pensé inicialmente que eran seis cámaras, en base al edificio existente, el Palacio de los Mascarones, por la dimensiones, pero resultó que era una sola crujía y además son pilastras las que tiene enfrente y tiene una escalinata; pero además, un detalle que llama la atención es que tiene otra etapa constructiva posterior. En la parte de enfrente se construyó un recinto cerrado, amurallado, que también tiene columnas, pero que corresponde a una etapa posterior —describió.
Los materiales indican dos fases de ocupación: en el periodo Clásico Tardío (600-900 d. C.) y en el Clásico Terminal (850-1050 d. C.).
En el “Palacio de las Pilastras” intervienen unas 80 personas, entre jornaleros, albañiles de Oxkutzcab (expertos en rescate), arqueólogos, restauradores y personal de apoyo.
Con una primera aportación del Gobierno de Yucatán –correspondiente al sexenio anterior– está garantizada la actual temporada de campo y gabinete.
Sin embargo, el convenio con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) implica un total de 37 millones de pesos (distribuidos entre cinco zonas arqueológicas: Uxmal, Dzibilchaltún, Izamal, Chichén Itzá y Kulubá), de los cuales se han entregado unos 17 millones de pesos.
(LectorMx)