Por Adela Mac Swiney González
Gijón, España.- El escritor mexicano Fritz Glockner presentó hoy, de manera telemática ante las medidas sanitarias por el coronavirus Covid-19, su novela “Los años perdidos”, con la que es finalista al premio Rodolfo Walsh del certamen literario que destaca la Mejor Obra Policíaca de No Ficción.
“Los años perdidos” es resultado de una exhaustiva investigación sobre los mecanismos de represión que el Estado mexicano ha usado contra los grupos opositores, especialmente la guerrilla. Durante casi 30 años el historiador dedicó a entrelazar estas letras que recorren su vida familiar y la exhaustiva investigación sobre asesinatos, torturas, desapariciones forzadas, control de información; que en conjunto denomina “guerra de baja intensidad”.
La guerrilla existe en México y se han expuesto muchas teorías sobre ella, pero ninguna va desde las entrañas de su organización ni conoce las tensiones e inconsistencias al interior de cada grupo.
Glockner, director de la red de librerías Educal en México, manifestó, en una conversación con el director de Contenidos del certamen literario, Ángel de la Calle, su decepción por no estar presencialmente en la que es su Semana Negra número 30. De hecho, el escritor es el encargado, año con año, de la librería “La historieta”, que presenta en esta ciudad asturiana las novedades editoriales mexicanas y de América Latina.
Manifestó su satisfacción de ser finalista del premio Rodolfo Walsh “con un trabajo enloquecedor al que le dedicó cerca de 30 años para narrar la historia soterrada, oculta, absolutamente silenciada de movimientos armados silenciosos en México y la represión salvaje del Estado mexicano.
Aseguró que aunque se conocen poco algunos datos, el primer desaparecido político en América Latina data de 1969 en México y el primer “vuelo de la muerte” no se dio en Argentina, como se ha pensado, sino en el país azteca.
“Entre 1969 y 1978 cinco mil mexicanos fueron asesinados o desaparecidos en lo que es una historia no contada, que se había ocultado principalmente por el Gobierno mexicano, “el cual se convertía en un ejemplo al recibir perseguidos por cuestiones ideológicas y políticas, pero jugaba un doble discurso, apoyaba a la izquierda de América Latina pero a la mexicana la reprimía con salvajismo”.
Su propio padre, Napoleón Glockner, forma parte de esa enorme lista de desaparecidos, aunque dejó claro que la historia paterna la contó en una novela llamada “pero esta no es la historia de mi padre, esa ya la escribí en ‘Veinte de cobre: memoria de la clandestinidad”.
En “los años perdidos” busca ofrecer una narrativa sin caer en juicios ridículos y absurdos y sin la frialdad de un texto académico, “además de
escribir la historia de los padres de a quienes llamo mis hermanos como Micaela Cabañas, hija de Lucio Cabañas o Diego Lucero”.
Hizo hincapié en que “Los años perdidos” es producto de décadas de estar hurgando en archivos privados, particulares, en hemerografía, periódicos, revistas y entrevistas pues pudo hablar con el ex presidente Luis Echeverría sobre este tema.
“A través de la palabra se pueden hacer muchos cambios, la palabra es la mejor manera de cambiar a los individuos y somos los individuos los que cambiamos al mundo”, dijo y agregó que “una sociedad que no reconoce su pasado está condenada a traer al presente pesadillas y lo que queremos traer son muchos sueños de esperanza”.