Mérida, Yucatán.- Los sistemas tradicionales de producción agrícola como la milpa enfrentan condiciones de crisis de subsistencia y permanencia por el abandono de las tierras, los cambios en usos del territorio y el desplazamiento de sus productos por la industria alimentaria.
Tal es la conclusión de la investigadora Maya Lorena Pérez Ruiz, estudiosa del tema desde los años ochenta en la península de Yucatán, y advirtió que la lógica del capitalismo busca que los campesinos abandonen la milpa y se incorporen a nuevas formas de consumo y de producción.
Explicó que para ser milpero no basta sembrar maíz, tampoco producir bajo el sistema tecnológico de la roza-tumba y quema; incluye, dijo, elementos de pertenencia e identidad y una forma de relación armónica y sustentable con el medio ambiente, la vida social, el territorio y el universo.
La lógica de la milpa es la reproducción de la vida y el entorno, además de que no se guían por la ganancia y la acumulación, puntualizó la experta de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Expuso que la palabra milpa deriva del náhuatl “millo”, que significa parcela sembrada, y refiere a un ambiente modificado donde el cultivo principal es el maíz, asociado a otras especies como el frijol, la calabaza y el chile.
Entre los mayas de Yucatán se le conoce como ko’ ol, los lacandones lo nombran koor, los choles del sur de Tabasco y norte de Chiapas le llaman cholel y los tzeltales de Chiapas le denominan ch´omtic.
En otras partes del país adquiere otros nombres según región y lengua: milpan, chinamilpan y huamilpa (náhuatl), itzzu (mixteco), guela o cue (zapoteco), tarheta (purépecha), huahi (otomí), ko’ ol (maya), takuxtu (totonaco), yaxcol (tzotzil), ichírari (tarahumara) y tjoo (mazahua).
La investigadora mencionó que desde los años treinta los sistemas de producción dominantes, como la intensiva de un solo cultivo y la industria de alimentos, han traído consigo la destrucción o el desplazamiento de la milpa como sistema de alimentación variada, sustentable, lo que ha sido evidente, apuntó, en la zona maya de Campeche y Yucatán.
Durante su exposición virtual “La milpa maya a través del tiempo”, organizada por el colectivo Xok k’iin –agrupación comunitaria con más de 16 años de trabajo en los temas desde la perspectiva de las milpas del pueblo maya–, alertó que también la milpa como sistema de producción enfrenta contradicciones internas y el abandono del campo.
Los no milperos producen por la ganancia, no les preocupa conservar el entorno. Sólo buscan aumentar sus bienes y medios para producir más y pueden llegar a controlar en su beneficio recursos que son colectivos como las áreas forestales de los ejidos comprando terrenos, solares, porque lo que les importa es la acumulación.
Comentó que la pérdida de sistemas tradicionales de producción agrícola en el campo mexicano, particularmente en el maya, ha implicado la desnutrición como grave problema de salud cuando se es niño y la obesidad cuando se es adulto.
Reconoció que también hay cambios y conflictos en las familias campesinas, ya que estamos ante generaciones de jóvenes que se creen superiores a los adultos y los abuelos porque saben inglés y computación, a tal grado que rompen con la autoridad de los padres.
Conforme a encuestas aplicadas entre jóvenes del campo, resultó que mientras los varones hablan de cambiar las canchas de básquetbol y mejorar las carreteras, las mujeres hacen énfasis en la necesidad de terminar con la violencia intrafamiliar, el alcoholismo, que se les dé oportunidades de estudios y no se les relegue a la cocina y a tener hijos.
La milpa está en riesgo, por lo que debe ser revalorada ante una sociedad que ha sido dominante y destructiva, reconocer que hay mucho que aprender de su sistema de producción y distribución y unir esfuerzos institucionales para tratar de recuperar y fortalecer una forma de vida, asentó Pérez Ruiz.
(Fotos: Colectivo Xok k’iin)
(LectorMx)