Acaceh, Yucatán.- Mismo dolor y fe, pero distinto marco y escenificación: por segundo año consecutivo, la representación viviente de La Pasión de Cristo en esta ciudad ocurrió a puertas cerrada, lejos de aglomeraciones y pobladores, lo que no desdibujó las intenciones de ofrendarla por que el próximo año vuelva a donde nació, en la calle, junto al pueblo.
Andrés Medina Chalé, quien representó al Nazareno, se tuvo confianza y mostró que la experiencia cuenta, pues con muy poca práctica y rodeado de un puñado de actores –un poco más que el año pasado, hizo el recorrido mucho más breve que en años anteriores y soportó el “infierno” de los castigos, aunque esta vez sin la altas temperaturas de otros años.
Ya crucificado, pronunció Las 7 palabras para interceder por los fieles católicos que hoy cargan una cruz tan grande (la pandemia) en un camino que se antoja interminable llamado pandemia y que, por prevención de contagio, obligó a los pocos pobladores en los papeles principales del Viacrucis a ir protegidos con cubrebocas y caretas.
En el jardín de la Iglesia de Acanceh, en una breve escenificación, el Grupo Renacimiento cumplió con la promesa anual de dar vida a los acontecimientos más importantes que sustentan las religiones cristianas, representación que se ha convertido en la más famosa, por su realismo, del sureste del país.