Mérida, Yucatán.- La sola mención de sus nombres Luis Rodríguez y Carla Burgos no trascendería en el tiempo, sin embargo, ambos fueron capaces de sobreponerse al cáncer y, aunque les fue amputada la pierna izquierda, fueron capaces de superar limitaciones, practicar deporte, salir adelante y ser ejemplos de vida.
Orgullosos, ambos jóvenes yucatecos posaron sonrientes con su playera a propósito del Día del Superviviente de Cáncer instaurado por el Instituto Nacional de Cancerología, y junto con otros adolescentes mostraron más actitud que secuelas de la enfermedad.
Ambos padecieron el mismo problema, el cáncer por sarcoma en la extremidad izquierda, en plena infancia, y estuvieron sujetos a un tratamiento oncológico antes de la determinación médica que hizo cambiar sus vidas, que aseguraron, fue para bien.
Luis Rodríguez expresó su convicción de que la mente es poderosa de tal forma que es posible tener voluntad y el estado de ánimo necesario para incursionar en todo tipo de actividades.
Perdió su extremidad a los seis años de edad, luego de que un tratamiento de quimioterapia de dos años fue insuficiente para desterrar un cáncer por sarcoma en la rodilla izquierda.
“Gracias al cáncer conocí el deporte paralímpico”, afirmó el hoy estudiante de la carrera de Comunicación y atleta de 23 años de edad, que logró experiencias y lauros en el lanzamiento de bala, disco y jabalina en diversas justas locales y regionales.
Con cuerpo de atleta y con reciedumbre y ánimo que denota su buen carácter, resaltó el apoyo de madre y abuela, así como de sus hermanos que lejos de infundir lástima, le enseñaron a ser independiente, a levantarse cada vez que presentara una caída.
“El cáncer –dijo– no sólo le da a la persona, sino a todos, a la familia en general. Ellos (mis parientes) fueron importantes para mí, fueron firmes conmigo y eso fue de gran ayuda. Si alguien tiene un hijo o un familiar con cáncer, hay que apoyarlo, no con lástima, sino con mensajes positivos. La compañía de la familia es importante, lo es todo”.
Carla Gabriela Burgos Vázquez es otro caso de fortaleza interna, al acumular, –describió– experiencias de vida que no hubieran sido posibles y por ello se declaró agradecida con sus padres, hermanas y tíos y con la fe puesta en el Creador.
Por cáncer de sarcoma igual tuvo que sujetarse a severos tratamientos de quimioterapia durante dos años y medio, pero finalmente a los 15 años de edad aceptó la inevitable realidad.
Risueña, con la mirada en alto, brillante, afirmó que anda “como si nada” en bicicleta e incluso, gracias a su amigo e instructor Jaime Espadas, disfruta el nadar en cenotes, practica rapel y participa en programas de turismo inclusivo para personas con discapacidad.
A sus 31 años, ya es una mujer titulada como licenciada en Administración de Empresas y desde hace siete años desempeña labores en una institución bancaria, aunado a que parte de su tiempo libre lo dedica a visitar enfermos de cáncer en hospitales para llevarles un mensaje de ánimo.
“Yo les digo que nunca se den por vencidos. Como sobreviviente, les digo que la discapacidad está en la cabeza. La mente es muy poderosa. Tienes que ser fuerte mentalmente, estar bien, quererte mucho y saber que los momentos malos en la vida pasan”, puntualizó.
“Si me preguntaran si cambiaría lo que me sucedió en que caso de que tuviera otra vida, diría que no: volvería a vivir mil veces lo que pasé, volvería a llorar mil veces lo que lloré y volvería a sufrir mil veces lo que sufrí. Por algo soy lo que soy ahora, por algo tengo otra mentalidad”, recalcó la profesionista.
La Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) y la agrupación Sueños de Ángel presentaron hoy a un grupo de supervivientes del cáncer y refrendaron su misión de contribuir a la supervivencia, el desarrollo y la calidad de vida de niñas, niños y adolescentes con ese padecimiento.
En la reunión también estuvieron presente Braulio Sosa, Kiara Cauich, Alexa Burgos, Rigo Santos, Andry Cardeña y Karla Pacheco, también supervivientes.
(LectorMx)