Por Adela Mac Swiney González

Madrid, Español.- Unas 20 mil personas vivieron hoy la fiesta de la “Tomatina” en Buñol, Valencia, este de España, donde una guerra con cerca de 150 mil kilos de tomate inundó las calles del recorrido de esta tradición que cumplió su edición 76ª y en una sola hora llenó el pueblo con el característico olor del fruto.

Seis camiones distribuyeron las 150 toneladas de tomate pera bien maduro que los participantes, con lentes de buceo y protectores para los celulares, lanzaron durante una hora, y nadie pudo evitar salir empapado de jugo del fruto. La “Tomatina” de Buñol, una festividad muy tradicional considerada de interés internacional, despertó un año más la ilusión de propios y extraños.

La Tomatina” de Buñol que, tradicionalmente, se celebra el último miércoles del mes de agosto es una de las fiestas más conocidas y que reciben más visitantes en el país.

Siendo una fiesta popular que año tras año atraía a un mayor número de visitantes, la organización del evento decidió, a partir de 2013, vender las entradas y poner tope a los visitantes hasta los 22 mil, para evitar aglomeraciones.

Esta fiesta comenzó el último miércoles de agosto del año 1945, cuando unos jóvenes pasaban el rato en la Plaza del Pueblo para presenciar el desfile de gigantes y cabezudos. Los chicos decidieron hacerse un hueco en la cabalgata, aunque su ímpetu provocó que cayera un participante. Éste, preso de la ira, empezó a golpear todo lo que encontraba a su paso.

Por un capricho del destino, allí se ubicaba un puesto de verduras que fue utilizado por la multitud enfurecida para soltar adrenalina: los presentes comenzaron a arrojarse tomates hasta que las fuerzas del orden público pusieron fin a tan particular batalla.

Al año siguiente, los jóvenes repitieron el altercado de forma voluntaria, llevando incluso los tomates de su casa. Lejos de aceptar como habitual este suceso, la policía prohibió que se repitiera al objeto de evitar que arraigara como tradición.

La “Tomatina” fue prohibida a principios de los 50, decisión que no disuadió a sus participantes, a pesar de que alguno de ellos fuese detenido. Pero el pueblo habló y la fiesta volvió a autorizarse; sumando cada año más participantes y tornándose cada vez más frenética.

Finalmente, se permitió la Tomatina y se institucionalizó como fiesta local. Con el paso de los años, esta celebración comenzó a popularizarse en el resto de España. Desde entonces, año a año ha crecido el número de participantes y el entusiasmo por la misma.

Fue en 1980 cuando el ayuntamiento comenzó a suministrar los tomates a los participantes y desde agosto de 2002 el evento es declarado Fiesta Turístico Internacional por la Secretaría General de Turismo.

(LectorMx)