Por Adela Mac Swiney González

Madrid, España.- El cantautor, productor y director artístico español Víctor Manuel formará parte de la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en los próximos días, tras haber entregado esta semana al director de esta institución , Luis García Montero, un legado que resume su larga trayectoria vital y musical.

El acto se celebró el martes pasado, en Avilés, Asturias, norte español, como cierre del segundo día de la Reunión Anual de Directores del Cervantes, y continuó con una actuación acústica ante un público entregado que llenó el auditorio del Centro Niemeyer.

El artista asturiano (Mieres, 1947) quiso dejar lo que resumió como “cuatro cosines”: tres partituras y “unos papelinos que encontré por casa” después de rebuscar, según explicó ante casi un millar de asistentes.

Las partituras son tres: la música de la canción “Asturias”, con letra de Pedro Barcia, que igual vale hoy, dijo, “para manifestarse o para un festejo”; la de la célebre canción “Sólo pienso en ti”, basada en una historia real y que sirvió para dar visibilidad a la discapacidad y la de “Soy un corazón tendido al sol”, con la que en 1979 recibió el Premio Revelación “cuando ya muchos me daban por amortizado”.

El primero de los documentos o “papelinos” fue aquel que le comunicaba el nombramiento como “hijo predilecto” de su Mieres natal en 1989, con el que “esponjóseme el alma”. Contó con 14 votos a favor y tres en contra. “Y sé quiénes son”, apostilló entre risas.

También donó la multa que en diciembre de 1975 le pusieron en Pamplona por la letra de la canción “Qué será lo que todos piden”, que pedía amnistía. No la había enviado previamente a la censura porque sabía que no la aprobarían. La multa ascendía a 150 mil pesetas de entonces, equivalentes a unos 25 mil euros de hoy. Ocho meses después, el Gobierno Civil de Navarra le declaró “amnistiado” de la sanción (documento que también legó). “A mí pillóme la amnistía también, ahora que se habla tanto de estes coses”, afirmó.

Asimismo legó, un documento en el que Joan, la viuda de Víctor Jara, le autorizaba a cobrar los derechos que generase en España el cantautor chileno asesinado en Santiago tras el golpe de Estado.

Por último, la aprobación de una prueba deportiva en 1963 para jugar al fútbol, porque él quería ser futbolista: era lo que más le gustaba en su niñez.

Luis García Montero dijo que “las canciones nos hacen, y las de Víctor nos hace más demócratas, más solidarios contra las injusticias, más libres y más enamorados”. En un tono poético repleto de frases que recogían los diversos títulos de las canciones del autor homenajeado, el director del Instituto Cervantes aseguró que gracias a Víctor Manuel “hemos aprendido mucho de la cultura asturiana, del mundo rural, el diálogo con América” y también la importancia de los vínculos y de la amistad”.

Sobre el gran escenario del auditorio, y con una fotografía de la Caja de las Letras como telón de fondo, García Montero reiteró el “gran honor” de recibir este legado, que se suma a los que en las anteriores Reuniones Anuales de Directores dejaron Ángela Molina (en San Sebastián en 2022) y Miguel Ríos (en Granada, en 2023).

Tras recibir este legado de Víctor Manuel, Luis García Montero lo dejará guardado, a su regreso a Madrid en los próximos días, en la caja número 1634 de la antigua cámara acorazada de la sede del Instituto Cervantes. El destino final del legado será la Biblioteca Patrimonial del Instituto.

(LectorMx)