Mérida, Yucatán.- Reciente estudio efectuado con tecnología de punta reveló que la mayoría de la materia prima con que está conformado el trono-jaguar rojo de Chichén Itzá procede de Guatemala y sólo los colmillos del felino proceden de la península de Yucatán, informó el investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Francisco Pérez Ruiz.

“Mediante la técnica de fluorescencia de rayos X fue posible caracterizar las materias primas con que se elaboró el emblemático trono, cuya aplicación de los elementos constitutivos del jaguar-rojo se debió a sus valores simbólicos”, dijo en el marco del Octavo Simposio de Cultura Maya Ichkaantijoo.

Detalló que el color rojo, el más característico, es una combinación de hematita y cinabrio, procedente del actual país centroamericano.

El especialista del Centro INAH-Yucatán mencionó que los colmillos de la figura son del caracol marino Strombus costatus, característico de la costa del norte de Yucatán.

Con el análisis también se determinó con precisión que las piedras verdes utilizadas como pequeñas placas que caracterizan las manchas de su cuerpo, así como los ojos, son de jadeíta.

“Este material lítico procedente de la parte sur y centro de Guatemala”, por lo que todo ello “da forma a la escultura más preciada que hay en el sitio”.

Pérez Ruiz remarcó que con estos hallazgos se infiere que Chichén Itzá tuvo un comercio amplio y un contacto con todas las regiones por ser una gran metrópoli.

Hay evidencia que tuvo un nexo con ciudades del centro del país, del Pacífico mexicano y de Centroamérica, apuntó.

Cuestionado sobre el significado que tenía el gobernante al sentarse sobre el trono-jaguar, el ponente comentó que “El Castillo representa el axis mundi, por tener tres niveles y cuatro rumbos cósmicos, además que el jaguar rojo es el punto nodal donde confluyen los niveles cósmicos”.

“Al posarse el gobernante sobre el trono, adquiría la omnipresencia en todos los niveles y sectores del universo, convirtiéndose así en el gran señor del emporio prehispánico y de la selva. Además que sentarse en este trono era una técnica de comunicación y mediación con las deidades y ancestros”, ilustró.

(LectorMx)