Por Jesús Mejía
Mérida, Yucatán.- Recientes trabajos de arqueólogos y estudiosos de la cultura maya confirman que esta civilización estableció redes de comercio más allá de la península de Yucatán, ya que se han encontrado bienes de Honduras, así como de mexicas, mixtecos y zapotecos del altiplano central del país.
Así lo consigna la exposición “Ek Chuah. El Comercio entre los mayas”, inaugurada en el Museo Regional de Antropología de Yucatán, Palacio Cantón, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en ocasión del 65 aniversario del recinto, la cual consigna que los mayas eran expertos navegantes.
El recinto expone 151 piezas únicas representativas del intenso intercambio comercial que sostenían los mayas con señoríos de otras ciudades de la península e incluso llegaron hasta Honduras y tuvieron contacto con el centro del país, cuya influencia también es patente en Chichén Itzá, Uxmal, la Ruta del Puuc y Mayapán.
El museo exhibe una de las canoas construidas con tronco de árboles y utilizadas para navegar en lagunas o ríos del sur como Usumacinta y Grijalva, así como el traslado de bienes de manera más ágil y en menor tiempo posible, toda vez que no existían la rueda o las bestias de carga y usaban como alternativa los sacbés o caminos.
De acuerdo con la investigadora María Eugenia Romero, “se requirió de muchos años de experimentación tanto en el diseño y construcción de embarcaciones como en el difícil arte de navegar, en el cual la pérdida de canoas, cargas y vidas fue seguramente algo común”.
Con la evocación a Ek Chuah, la deidad del comercio, los itzáes navegantes o mercaderes marinos, a quienes el estudioso Eric Thompson acertadamente los llamó “los fenicios del Nuevo Mundo”, intercambiaron con otras ciudades textiles, cerámica, joyería de filigrana en conchas y piedras preciosas, tintes y sal.
El comercio entre regiones incluía productos artesanales como cerámica, herramientas de pedernal, artículos de cuero, sal de la costa y alimentos.
Uno de los productos más apreciados eran las mantas adornadas con plumas de colores elaboradas con tejidos de algodón, se apunta en la muestra.
María Eugenia Romero citó que las caletas rocosas de los sitios de Xelhá, Xcaret, Chakalal, así como las de Champotón, Campeche y Jaina, ubicadas en el litoral costero de la península de Yucatán sirvieron como puertos naturales de abrigo, en los que incluso había señales de ruta en las orillas como los modernos faros.
En el norte de Yucatán puertos como Progreso, Xcambó, Isla Cerritos, Emal y Ecab también fueron significativos, mientras que en el mar Caribe, Tulum, Chacmool, Cozumel y Bacalar sirvieron como importantes centro de comercio. Honduras y Tabasco fueron los destinos más relevantes para el intercambio en sal y textiles entre 900 y 1,200 d.d. C.
“A pesar del argumento de que la península de Yucatán estuvo aislada debido a sus condiciones geográficas, se ha demostrado que sus habitantes mantenían relaciones extensas con diversos grupos de Mesoamérica y regiones más allá de ella”.
“Estas conexiones permitieron a los mayas yucatecos integrarse a un mundo más amplio y dinámico. Los productos de la península eran altamente valorados”, se indica en la muestra que estará abierta durante seis meses, con la expectativa de generar mayor atracción de visitantes interesados en la grandeza de la civilización maya.
El museo, que busca convertirse en un recinto cultural de importancia en Mérida, también presenta dos exposiciones: “El Palacio Cantón. Testigo de la historia”, sobre la construcción y creación del museo y 40 retratos fotográficos capturados entre 1879 y 1917 por el yucateco Pedro Guerra Jordán, figura clave en la fotografía mexicana.
(LectorMx)