A unos 280.000 años luz, en las fronteras de nuestra Vía Láctea, un extraño objeto llamó la atención de astrónomos.

Tiene un brillo débil que lo hace esquivo a supertelescopios, pero nos rodea como la Luna a la Tierra.

Se trata de una galaxia enana, llamada Virgo I que puede cambiar lo que sabemos sobre cómo la materia oscura mantiene unida los objetos en las galaxias.

Que sepamos, galaxias como la Vía Láctea se producen por un ensamblaje jerárquico de materia oscura que va creando halos oscuros y formaciones de gas y estrellas que se ven afectadas por la gravedad.

De ser correcta esta teoría, alrededor de nuestra galaxia deberíamos tener cientos de pequeñas galaxias satélites orbitándonos.

Pero hasta ahora sólo se han detectado unas 50. Los número sencillamente no cuadran.

Esto es lo que se conoce como el problema de las galaxias enanas.

(bbc.com/mundo)