Mérida, Yucatán.- Con gracia, juventud y dominio sobre el teclado, la pianista Anna Miernik superó las dificultades técnicas que implicó la interpretación del Concierto para la Mano Izquierda, de Maurice Ravel, y obtuvo el reconocimiento público en su presentación-debut en esta ciudad con la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY).
Bajo la batuta del maestro Juan Carlos Lomónaco, la concertista polaca mostró las cualidades que le han permitido obtener ovaciones y palmas en su trayectoria en 31 países.
Sin titubeos, pero sí con atisbos de dificultades técnicas, Ana Miernik no sólo salió airosa del compromiso, sino que cautivó al público con su belleza, destreza en el piano y capacidad de comunicación, en el teatro Peón Contreras.
Maurice Ravel (1875-1937) compuso el concierto para su amigo el pianista austríaco Paul Wittgenstein, luego de que éste en la Primera Guerra Mundial perdió el brazo derecho durante un asalto ruso a Polonia, lo que sumió al afectado en una profunda depresión.
Conocedor del talento de su compañero, Ravel creó un concierto para piano que pudiese interpretar con la mano izquierda. Igual hicieron sus colegas Benjamín Britten, Richard Strauss, Paul Hindemith e Igor Prokofiev, sin embargo, la obra del primero es la que tuvo mayor aceptación a lo largo del tiempo.
Consciente de los antecedentes de este concierto y las complicaciones que entraña, Anna Miernik dedicó dos meses completos a estudiar la obra de Ravel que consta de tres movimientos continuos con 20 minutos de duración.
El público ubicado al lado izquierdo del piano pudo admirar la destreza con la que Anna Miernik manejó su mano izquierda, mientras que con la derecha se sostuvo en el instrumento para mantener el equilibrio de la interpretación, la cual fue impecable para los asistentes.
La extranjera se llevó la noche y feliz por la recepción obsequio un encoré, ahora sí con las dos manos en la interpretación del Nocturno No. 9 de Frederic Chopin, una delicia del romanticismo de su paisano que cautivó al público en el recinto.
Con la dirección de Lomónaco, la OSY interpretó primero Alborada del Gracioso del compositor Ravel y completó la velada musical con la Sinfonía en re menor, la única que compuso de ese género el belga César Franck, en tres en vez de los cuatro movimientos que tradicionalmente conforman una obra sinfónica.
La OSY refrendó su calidad de interpretación y el público le tributó en aplausos, que le permite consolidarse como una de las más importantes del país y con un futuro innegable en la música de concierto en Yucatán y en México.
(Jesús Mejía)