Por Eduardo Vargas/LECTORMX.com
Mérida, Yucatán.- El anciano soltó las palabras mucho más rápido de lo que caminaba: “Hay que acabar con la corrupción de la policía… me asaltaron, me secuestraron”… Ojos y cámaras lo enfocaron y la luces de ‘flash’ alumbraron: una mesa que era de 4 se convirtió, de súbito, en una de 5.
En ese momento, más de uno de los presentes, incluido un candidato, se preguntaron quién era aquel viejo que los increpaba. Entre los que lo conocían (era Oscar Pinkus, un veterano activista y político yucateco) probablemente alguno pensó que ese “eterno suspirante” a tomar el poder en la entidad era como un “ya sabes quién” pero yucateco.
Acostumbrados a los vítores, a la venia, esta suerte de 4 fantásticos de la política actual en Yucatán se enfrentaron al enemigo desconocido, en un terreno poco común para ellos, no sólo porque estaban prohibidos los aplausos, sino porque sus interlocutores eran periodistas… y aquel ciudadano que, a gritos, pedía justicia para los ancianos “que han sido asaltados” sin que la policía ni la prensa hagan nada.
El anciano les preguntó: “¿Qué van a hacer con la policía? (…) Yo los pregunto a todos, pero más a ti, (Mauricio) Sahuí”, gritó, mientras apuntaba al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien sólo atinaba a mover ligeramente la cabeza de arriba abajo.
Para Sahuí el reclamo directo era la “coronación” de una mañana accidentada, pues había llegado tarde al encuentro y le tocaba hablar primero; todos escogieron su turno, pero él no estaba, así que le tocó el “1”. “Me hicieron chafa”, le dijo a Mauricio Vila, candidato del PAN, sentado a su derecha.
Tan joven Mauricio Sahuí, como su tocayo, Mauricio Vila -el que preguntó por el viejito-, quizás habían escuchado hablar de él, pero tal vez no recordaban que, alguna vez, ese anciano aspiró al mismo puesto por el que hoy ellos 4 “pelean”.
Ninguno se inmutó. El único que, en un principio, contestó a los gritos de Pinkus, fue Jorge Zavala, candidato del PRD, y lo hizo como un reflejo. porque en ese momento estaba al micrófono; pero apenas balbuceó un frase corta a manera de respuesta para Pinkus.
En realidad, Zavala no sabía qué “vacuna” aplicarle a ese ciudadano que denunciaba abuso policial contra los “viejitos”, porque minutos después, el candidato dijo que era el tiempo de que gobernaran los ciudadanos, que ellos (bueno, dijo “nosotros” porque se incluyó como ciudadano aunque él ya está del lado de los políticos) son la vacuna” contra la corrupción de los gobiernos.
¿Y qué vacuna necesitaba Pinkus?
El desconcierto duró varios minutos porque el moderador del encuentro, Nicolás Andrés Dáguer, le decía insistentemente a Pinkus que se calmara y trataba de llevárselo, pero el veterano expolítico, quien se asumió como el creador de los juicios orales, no entendía razones.
Ninguno de los 4 sabía dónde poner la cabeza, y lo único que medio hizo reaccionar a Joaquín Díaz Mena, candidato de Morena, fue un espaldarazo del inconforme, que más bien pareció un golpe con coraje, porque sacudió a “Huacho” mucho más que su divorcio con el PAN, en el que militó por años.
O tal vez, Díaz Mena pensó que esa “pesada” mano era la del verdadero “ya sabes quién”, el que aspira a la Presidencia, que lo golpeaba para exigirle que escucharan a aquel ciudadano.
Los fotógrafos fueron inmediatamente tras “la nota”, tras ese aspecto que rompía con la solemnidad de un acto que procuraron hacer tan serio que hasta los aplausos prohibieron, y qué bueno, porque ante semejante denuncia pública, no había nada qué vitorear.
Lograron que Oscar Pinkus Leal, quien también se hizo famoso por sus pintas a brochazos en bardas, a manera de propaganda política -con el argumento de que no tenía recursos para hacer campaña en sus tiempos- se sentara.
“‘¿Quieren que me vaya?” -les preguntó a sus interlocutores, Blanca Estrada Mora y Nicolás Andrés Dáguer… “No, no… sólo queremos que respete el acto”, le contestó el moderador, al tiempo que lo invitaba sentarse.
Pinkus aceptó la propuesta y fue a sentarse apenas a unos metros de distancia de la mesa; como en espera de que los modernos 4 Fantásticos le respondieran a sus demandas, una de las cuales era que su expediente, el de su denuncia apareciera.
Al final, los 4 candidatos se fueron por el lado contrario al que se encontraba Pinkus, precisamente del lado derecho del salón, porque el veterano político siempre ha estado, al menos en el papel, en la izquierda política.
Zavala fue el único que “amagó” con salir por el costados donde estaba Pinkus, pero alguien le advirtió y mejor tomó el camino de los demás aspirantes.
En realidad, Zavala -exdirector del Centro de Investigaciones “Hideyo Noguchi” de Ciencias Médicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady)- prefirió esquivar a Pinkus, porque pensara que él -médico de profesión- tenía “la medicina” para ese inconforme cuidadano -porque él también se sentía aun de las sociedad civil- no se había percatado de que la política es como una enfermedad que, con el tiempo, se vuelve incurable…