Por: María del Mar Boeta
El sacerdote José Enrique Meza intuyó que algo no estaba bien.
Se encontraba en una reunión solicitada por el periodista Tomás Pérez Turrent y el director Felipe Cazals, quienes le pidieron cita para hablar sobre los sucesos ocurridos en San Miguel Canoa el 14 de septiembre de 1968.
El filme “Canoa” se estaba preparando y era necesario hablar con el padre, figura clave en el desarrollo de los hechos que terminaron en el linchamiento de cinco trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla.
El cineasta y el periodista dejaron para el final la entrevista con el cura, trataron de ocultar la grabadora bajo una chamarra pero Meza se dio cuenta, así que se dirigió a un trinchero, bajó una 45 y la colocó en la mesa.
El resto del encuentro lo desarrollaron con un ojo en el entrevistado y otro en el arma para luego partir con “las patitas temblorosas”, según reveló el propio Cazals durante el homenaje por su trayectoria cinematográfica y la celebración por los 40 años del estreno de esta película en el marco del Tercer Encuentro Cinematográfico Nacional, ayer en las salas de cine del Centro de Convenciones Siglo XXI.
Cazals arribó al lugar con paso desinhibido y luciendo una gorra grabada con el nombre de “Canoa”, la película, su película, que se proyectó antes de su presencia.
En 1968 los habitantes de San Miguel Canoa lincharon a los empleados de la UEP acusándolos de comunistas-bajo el adoctrinamiento del padre Meza-resultando en la muerte de dos de ellos y la del hombre que les dio resguardo en su hogar.
El filme, que presenta crudamente un hecho lamentable en el que prácticamente no se condenó a nadie, no pierde vigencia a pesar del tiempo transcurrido.
Los asistentes al homenaje no se limitaron en sus preguntas al realizador, logrando que revele detalles poco conocidos de la producción, por ejemplo, que el desarrollo del guión comenzó con la entrevista al campesino interpretado por Salvador Sánchez, cuyo diálogo es una reproducción palabra por palabra del testimonio.
“Estábamos cansados de Sor Ye-Yé, de las cintas de Mauricio Garcés y de César Costa cantando seis canciones en una historia.
Sabíamos que México requería un lenguaje cinematográfico distinto para una realidad diferente”, declaró Cazals.
A pregunta de un asistente, quien cuestionó cómo fue posible realizar un proyecto de ese tipo en una época de represión en México, indicó que “Canoa” se financió como parte de un acuerdo en que los realizadores aportaban parte de su sueldo y la industria cinematográfica daba la otra parte.
“Rodolfo Echeverría era quien estaba a cargo en ese momento. Era hermano del presidente Luis Echeverría pero también era un actor destacado del cine mexicano, que presentó su nombre durante muchos años como Rodolfo de Anda, así que él tenía esa dualidad: sabía lo que el artista necesitaba pero también tenía que responder ante las figuras políticas.
Luego llegó Margarita López Portillo y acabó con todo lo que era la industria cinematográfica de México, que hoy ya no existe”.
El éxito de “Canoa” fue inesperado pero hizo tanto ruido que incluso se proyectó en una función privada en Los Pinos.
El presidente Luis Echeverría sólo le preguntó a Cazals si sabía quién era el Secretario de Gobierno durante los hechos, luego cuestionó a su hermano cuándo se estrenaba el filme.
Y ya, no pasó nada más. Cazals indicó que buscaba un cine distinto en el que espectador reflexione, que marque una distancia reflexiva frente al acontecimiento que se desarrolla ante sus ojos.
En el caso de “Canoa”, la historia que presenta no es única y la tragedia se repite, “ahora, en México, estamos peor”, agregó.
El público quiso saber su opinión sobre el éxito en los premios Oscar de Alejandro González Iñárritu y del cinefotógrafo Emmanuel Lubezki.
“Son cineastas de anticipación, proponen historias que en México aún no pueden hacerse .
Por ejemplo, el caso de Alfonso Cuarón y Lubezki con ‘Gravity’, en la que dieron una clase a los estadounidenses de cómo hacer cine en el espacio y por eso los premiaron.
No debemos juzgar al artista que se va de México porque este no le ofrece lo que necesita, creo que no debe haber dolor más grande para un director mexicano que no poder filmar en su propio país”.
Al concluir el homenaje los aplausos no esperaron y varios tomaron el micrófono para reconocer el trabajo de Cazals.
El realizador agradeció con sencillez las muestras de cariño y aceptó tomarse fotos y firmar autógrafos.
Hoy se proyectará “El Apando” en el Tercer Encuentro Cinematográfico Nacional y el director estará nuevamente para compartir su opinión con los espectadores.