Mérida, Yucatán.- La muestra sobre el aprovechamiento de la educación básica y media superior en Yucatán, aplicada en 2015, exhibió deficiencias que dejan a este sector en virtual reprobación.

Guillermo Alonso Angulo, coordinador de Investigación y Educación Popular Autogestiva A.C. (IEPAAC), una de las participantes en el proyecto “Medición Independiente de Aprendizajes (MIA)”, aplicada en 2015, expuso rasgos generales de ese diagnóstico.

En primera instancia, se evidenció una gran brecha entre la realidad y lo que se hace a nivel de las planeaciones y los planes públicos.

“La política pública, todavía hay muchos casos, y no solamente en la educación, en salud, en otras áreas, está muy distanciado de la realidad de la que vivimos”, explicó.

En el contexto un país de más de 70 millones de pobres, con rezagos generacionales en los procesos de aprendizaje y educativos, lo que aportó la MIA no podía ser diferente.

“¿Qué quiere decir esto?, osea, lo que muestran los resultados finalmente pues es una serie de fracasos que históricamente la educación y la política educativa ha tenido en nuestro país”.

La MIA, iniciada en 2014 por organizaciones de la sociedad civil, la Universidad Veracruzana y el CIESAS Golfo, basado en un modelo probado exitosamente en otros continentes, se levantó también en Puebla, Veracruz y Quintana Roo.

¿Si hubiera que calificar, cómo calificarías la educación en Yucatán; está reprobada?, se le preguntó al especialista.

—Yo creo que sí; yo creo que todavía hay muchos pendientes —contestó.

Según la MIA, en Yucatán la cobertura escolar es del 98 por ciento, pero la mayoría de alumnos presentan problemas de comprensión lectora y dificultades manifiestas para hacer correctamente operaciones matemáticas básicas.

En lectura, existe un porcentaje importante de niños y jóvenes que lee pero no comprende, mientras que en matemáticas revelan dificultades para aplicar las operaciones matemáticas para resolver problemas.

El resumen fue presentado en Mérida el 28 de abril de este año.

Al respecto, Alonso Angulo indicó que si bien en las ciudades o en los lugares con mejor infraestructura, como aulas y equipos de cómputo, la situación negativa disminuye, en zonas rurales y de educación indígena el panorama es alarmante.

“La verdad es que la deficiencia que existe es muy grande y muy riesgosa, porque finalmente pues estamos vulnerando los derechos de los niños y de las niñas, y los adolescentes”, alertó.

A la marginación histórica en que viven esas comunidades, donde radica el 60 por ciento de la población yucateca, suma que bajo tales condiciones no podría aspirar a mucho más.

“Este es un tema de derechos humanos, es un tema de derecho a la educación, una educación que no solamente es asistir a la escuela, sino recibir una educación pertinente, entonces, si no vamos cambiando esas cuestiones pues el proceso va seguir, se va a seguir acumulando y vamos a tener población que sigue con temas de no saber resolver problemas y de no poder resolver la vida, que es lo más importante de todo”, detalló.

“Lo que estamos viendo en este país que se cae por la violencia, que se cae por los temas del narcotráfico, está relacionado directamente con esto que es una formación tan deficitaria”, sentenció en otro momento.

En cuanto a las reformas educativas, dijo que frente al aparente interés de las autoridades por transformar esto, lo que se tiene que asumir es que hay que cambiar de manera profunda.

Y sugirió empezar por atender de manera distinta la formación de maestros y de maestras.

“Porque gran parte del problema que hay es que entre la política educativa y digamos los alumnos y alumnas de las escuelas, pues está el maestro en medio, el maestro finalmente es el que hace la intermediación, el que hace la mediación del proceso educativo, pero que si no está formado de manera diferente, que si no tiene otra manera de mirar las cosas pues vamos a volver a seguir arrastrando estos procesos”.

El investigador aclaró que la medición estuvo enfocada a la lectura y las matemáticas, aunque en la en una formación integral habría que preguntarse qué pasa con el conocimiento de la naturaleza, del arte y del deporte.

A pregunta expresa, reconoció que con ello cuestiona la efectividad del trabajo en educación de, al menos, los últimos 8 años en Yucatán.

Sin dejar de reconocer avances en la educación de Yucatán, concluyó que ante la magnitud de las deficiencias los primeros lucen insuficientes.

De la MIA, remarcó su carácter independiente, que proviene de los centros de investigación y desde la ciudadanía.

“Que esa es una cosa que tenemos que empezar a profundizar de manera importante. ¿Cómo podemos los ciudadanos y las ciudadanas jugar un papel mucho más importante para cambiar la educación?”, planteó.

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