Mérida, Yucatán.- Sor Verónica Gutiérrez, una monja que dedica su tiempo a asistir a las personas en estado terminal, es decir, que están a punto de morir, lamenta que las personas se conduelan y se preocupen más por los animales que por las personas que están sufriendo.
“Hemos perdido el sentido lógico. La gente reacciona ante un animal que le estén pegando, pero si vemos a dos niñas o mujeres que se están peleando, nadie interviene y sí toman video”, manifiesta la religiosa, integrante de la congregación Siervas de María Ministro de los Enfermos.
La hermana alude a las imágenes y videos que se han hecho frecuentes en internet en los que se aprecia una tendencia muy marcada a favor de los animales y poco o nada de atención a las personas víctimas de la enfermedad, de la pobreza, de la guerra y de la discriminación.
Con 30 años de actividades en el Dispensario María Soledad de la colonia García Ginerés, observó que es una tendencia e incluso “existen normas que castigan a quien haga daño a un animal y la gente se preocupa y denuncia, pero existen muchas personas que requieren atención, cariño, y no las atendemos”.
La reverenda comentó que la misión de las hermanas de la compañía es llevar ayuda espiritual y asistencia médica a los enfermos de escasos recursos que están a punto de morir, ya sea por diabetes, cáncer, VIH-Sida o insuficiencia renal, los padecimientos más comunes.
“Falta mirar al prójimo. Nos estamos volviendo más sensibles hacia los animales, ya sea perros, gatos, elefantes, tigres y no nos preocupamos por lo menos de los niños abandonados, de los abortos. Debemos preocuparnos por los demás”, puntualizó en entrevista
“Lo hacemos por amor a Dios y al prójimo”, subrayó respecto de su labor la monja, quien como las hermanas de la congregación son enfermeras de oficio, por lo que se encuentran capacitadas para brindar ayuda a enfermos en etapa terminal, proporcionándoles curaciones, inyecciones y otro tipo de asistencia.
“La gente acude al dispensario María Soledad a solicitar que cuidemos a sus enfermos y nosotras lo hacemos gratuitamente”, manifestó en breve entrevista la monja, cuyos hábitos color blanco y un rosario reflejan su pertenencia a la citada congregación.
Sor Verónica Gutiérrez es oriunda de Guadalajara, vivió en la ciudad de México y ahora reside en Mérida, donde, asegura, ha encontrado gente muy generosa.
(Jesús Mejía)