Su voz se ha apagado, pero no sus letras y acordes que quedan como su gran legado a la cultura mexicana

México ayer sufrió, lloró. Juan Gabriel era y es un sentimiento, decía el diario español El País en su edición digital, mucho más que una voz, un compositor o un símbolo, fue un estado del alma. Siempre fiel a sí mismo, a un incendio melódico que a lo largo de seis décadas nunca se apagó y que es (y será) espejo de México. Pero a la par, la leyenda de Juan Gabriel nació con un brillo que sólo los grandes de la cultura mexicana pueden tener.

Cerca de las 16:00 horas, la noticia se conoció: Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel, había muerto alrededor de las 11:30 horas en un hospital de Santa Mónica, California, por un infarto.

Su carrera fue ejemplo de perseverancia ante la adversidad. El mismo cantautor narró hacía unos años que en su natal Michoacán sufrió de la falta de cariño de su madre, aunque después -según sus propias palabras- se ganó la de muchas en todo el país.

Su trayectoria fue trepidante, como cantante y sobre todo como compositor. Sus canciones fueron traducidas a siete idiomas, por lo que no sólo deja un legado a la cultura mexicana también en otros países.

Su amor por México se denotaba hasta en el nombre de sus giras. La última que vivió se llamaba “MeXXIco Es Todo”. Apenas el viernes se había presentado en el Forum de Inglewood, en California.

Sin embargo, su vida también tuvo momentos polémicos. Uno de ellos su relación con Carlos Salinas de Gortari y el PRI. Asimismo, en los últimos años vivió problemas con el fisco, sin embargo, -según su propia versión- siempre terminaba teniendo un intercambio con las autoridades en turno.

Ayer, “El Divo de Juárez” falleció, pero su mítica figura se volvió una leyenda de la cultura.

(vanguardia.com.mx)