Mérida, Yucatán.- Prolongadas sequías, aumento de la temperatura, incluso la canícula, e incremento de lluvias fuera de temporada se han registrado en Yucatán en las últimas seis décadas, lo que ha conllevado perjuicios a la agricultura, reveló el experto en precipitaciones David Romero Romero.

Advirtió que estas variaciones en la periodicidad de las lluvias, con sequias prolongadas y precipitaciones en invierno son consecuencia del Cambio Climático (CC), que ha provocado un aumento de las temperaturas y por ende ha trastornado los ciclos del agua.

El estudioso en precipitaciones pluviales, miembro del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Mérida, dijo haber tomado en cuenta los volúmenes de lluvias registrados en los últimos 60 años en el sistema de 110 estaciones de monitoreo instalado en el estado.

Al participar con su ponencia “Modificaciones del Índice Estandarizado de Precipitaciones”, Romero Romero, quien cursó un posgrado en Geografía en la UNAM, dijo que esta situación ha trastornado la producción del sector primario, en particular la escasez de floración que ha incidido en la producción de miel, indicó.

De acuerdo con los reportes del clima, este año ha habido escasez de lluvias que han afectado la floración del jabin y otras especies de la vegetación local como en tajonal y tzitzilché, utilizadas para la producción de miel.

Según los registros, las lluvias aumentan en el inicio del período más seco, de noviembre a abril, que al final que es cuando más se necesita, de tal manera que no hay un ciclo homogéneo de dichas precipitaciones, recalcó el experto en la materia sobre sus indicadores que abarcan de 1952 a 2014.

En otras palabras, continuó, el invierno puede ser más lluvioso y la primavera más seca. La temperatura, agregó, tiende a aumentar, lo que conlleva a incremento de lluvias, las cuales se evaporan y poco sirven a los cultivos.

Mencionó que no hay afectación inmediata en los cultivos de cítricos en el sur del estado por el uso de tecnologías para la extracción de agua de riego, sin embargo, se han registrados periodos de sequías extremas más prolongados, lo mismo en Abalá (1971), Tekax (1999), Espita (2005), Mocochá (2009), Espita (2009) y Cokal (2011)

Advirtió de la sobreexplotación de los mantos acuíferos, toda vez que el 80 por ciento de los pastizales en el estado están tecnificadas, es decir, cuentan con sistemas de irrigación. Sin embargo, dijo, sacan el recurso para riego pero esos acuíferos no son eternos y no reciben las recargas correspondientes.

(Jesús Mejía)