Mérida, Yucatán.- La construcción de la pobreza de los pueblos originarios es obra del gobierno, al marginarlos de las decisiones. “Sí, hay un discurso del trabajo en y para los pueblos originarios, pero en realidad es lo contrario”, afirmó Feliciano Sánchez Chan, presidente de Miatzil Mayaa.
“El gran problema es la falta de voluntad política para considerarlos ciudadanos”, agregó Sánchez durante su participación en la mesa redonda “Construyendo políticas de inclusión para el pueblo maya en Yucatán” dentro de las Jornadas de Derechos Humanos que desde el lunes se realizan en diferentes sedes de la ciudad.
A pesar de que para este encuentro también se anunció la participación de los académicos Gabriela Solís Robleda, Jesús Lizama Quijano, Enrique Martín Briceño y Perla Vázquez Quintal, estos últimos no asistieron por causas de fuerza mayor, según anunciaron los organizadores.
Sánchez Chan aclaró que el pueblo maya no se siente representado porque un grupo ajeno a ellos es el que toma las decisiones importantes. “La repartición que hicieron los conquistadores españoles de nuestras tierras se quiso resarcir con la Reforma Agraria”.
“Sin embargo, el tiro de gracia lo dio el ex presidente Carlos Salinas de Gortari al modificar el Artículo 27 constitucional, que prácticamente decretó la mercantilización de la tierra”, detalló.
El presidente de Miatzil Mayaa explica que actualmente se vive una situación que los abuelos mayas llaman “chi’ilam t’nan maaya”, que en español significaría “mordernos los unos a los otros y entre nosotros mismos”, sin embargo, esto es provocado por muchos factores externos, que vienen desde distintos polos y no necesariamente desde el interior.
Sánchez Chan cuestionó el verdadero significado de la palabra “interculturalidad”. “Para mí, es una relación de reciprocidad. El pueblo maya es el más intercultural, es capaz de mirarse en el otro a través de su diversidad”, declaró.
“Si a una mujer maya le dices que para cobrar su Solidaridad tiene que acudir con el médico, lo hará, pero después irá con las sobadoras o las parteras. Si se dice que primero hay que ir a la Iglesia lo harán y después irán a sus ceremonias”, aseguró.
El ponente aplaude el interés de la Academia en el pueblo maya, ya que es una manera de celebración. Aunque también hay que considerar que así como el indígena es estudiado, estos también tienen derecho a preguntar y cuestionar nuestros modos de existencia.