Mérida, Yucatán.- La Orquesta Sinfónica de Yucatán refrendó en esta ciudad la inmortalidad y vigencia de la vida y obra de Mozart con la interpretación de su Concierto para Flauta y Arpa K. 299 de Mozart.

El público llenó en dos ocasiones el Teatro Peón Contreras y quedó rendido ante la flautista Zendra White y la arpista Ruth Bennett, quienes interpretaron a dúo, como solistas, la obra que Mozart compuso hace 239 años.

La frescura de la obra, la vigencia del repertorio mozartiano quedó de manifiesto este fin de semana con la Sinfónica de Yucatán, bajo la batuta de Juan Carlos Lomónaco. La composición implica un diálogo musical de 30 minutos, en que la flauta y el arpa alternan entre sí, secundados por la orquesta.

Fiel al legado de Mozart, la OSY interpretó los tres movimientos de la obra (allegro, andantino, rondo: allegro): una secuencia inicial festiva, alegórica, con un diálogo sublime en el segundo movimiento y un empleo enérgico y acordes triunfales de los instrumentos solistas en la parte final.

Reunidas para hacer patente el talento femenino en la música, Zendra White yRut Bennett mostraron un cabal acoplamiento que dio como resultado una obra rica en matices y armónicos que el público disfrutó y aplaudió con intensidad al final del concierto.

Zendra White mostró un vestido con reminiscencias dieciochescas, en el intento de situarse en siglo del compositor, en tanto que la arpista también dejó su encanto con un amplio vestido de hombros descubiertos, pero con una afinidad al arpa que no dejó dudas de su dominio técnico.

Juan Carlos Lomónaco dirigió conforme a su carácter: austero, prudente, preciso en los tiempos y en las arcadas, con lo que llevó a buen término el concierto de Mozart, uno de los más buscados por los melómanos de la orquesta sinfónica.

La parte final correspondió a la interpretación de la Serenata No. 1 de Johannes Brahms, que constituye una obra casi desconocida y uno de los primeros esbozos de tipo sinfónico del compositor, género que después desarrolló a la sombra de Beethoven, a quien le expresaba gran admiración.

La OSY prosigue su camino ascendente, con un público fiel que acude a los conciertos y con una gran aceptación al repertorio de obras clásicas, combinadas con otras escasamente conocidas.

(Jesús Mejía)