En Egipto, lo que disparó la alerta fueron los cadáveres de 250 burros que aparecieron desollados bajo el sol, el año pasado, después de que habían sido robados y reportados desaparecidos apenas unos días antes.

En Colombia, la policía del Atlántico, una provincia ubicada en el norte del país, señaló que investiga varios casos de desaparición de asnos que terminaron de la misma manera que sus primos africanos en los últimos meses: despellejados y con signos de maltrato.

E indagan sobre el caso de otros 600 burros que se esfumaron de los campos este mes de febrero.

“Estos casos se repiten en Egipto, Sudáfrica, Tanzania y otros países, y es grave porque para muchas comunidades estos animales son sus vehículos y medios de subsistencia”, le dijo a BBC Mundo Alex Meyer, jefe de Programas de Donkey Sanctuary, entidad de Reino Unido que se dedica a la protección de la especie.

“Es como si de la noche a la mañana, valga la comparación, a toda una ciudad le quitaran sus carros. Los burros son fundamentales para el transporte y la producción económica dentro de las comunidades más aisladas del planeta”.

Entonces, además de la lucha para evitar la cacería ilegal del rinoceronte por sus cuernos y del elefante por sus colmillos, ¿tenemos que comenzar a preocuparnos por la piel de los burros?.

(Información completa: bbc.com/mundo)