A finales del año pasado, el arrecife de coral más formidable del planeta, la Gran Barrera de Coral de Australia, de 3.000 km de longitud, perdió el 85 por ciento de los corales que la forman. Un efecto prácticamente irremediable, dado el crecimiento muy lento de los corales y que la fuente que los impacta, el cambio climático, parece que seguirá.

El calentamiento del agua marina genera que los corales se blanqueen, perdiendo sus algas simbióticas y quedando desprovistos de su energía vital. Cuando las condiciones del calentamiento se mantienen, los corales no se recuperan, mueren y son rápidamente colonizados por organismos oportunistas como las algas.

Esta semana, la revista Nature publicó los resultados que evidencian esta mortandad de coral sin precedentes. El estudio, en el que participó el biólogo marino colombiano Guillermo Díaz-Pulido, profesor de la Universidad de Griffith (Australia), da cuenta del progresivo deterioro del coral entre el 2015 y el 2016.

Los fenómenos de blanqueamiento coralino se han presentado a nivel mundial desde 1980. Hasta hace unos años, el mar Caribe había sufrido la peor parte, con eventos de mortalidad coralina en 1998, 2005 y 2010. En el 2005, el periodo y zona de anomalía térmica coincidió con el récord de 15 huracanes, cuatro de ellos de categoría 5, incluyendo el mortal Katrina.

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