Mérida, Yucatán.- Con secuencias de sonidos diáfanos, cristalinos, el arpa cautivó almas lo mismo en la tierra que en el cielo con su intérprete Ruth Bennett, quien colocó al instrumento de cuerda como protagonista principal en el recital efectuado en el Teatro Peón Contreras de esta ciudad.

Los trémolos y acordes de las 42 cuerdas pulsadas por la atrilista de origen británico mantuvieron cautivo al público durante una hora y media, en singular recital organizado para conocer las potenciales y versatilidad del arpa como instrumento de concierto.

De pie, el público ovacionó a la concertista integrante de la Orquesta Sinfónica de Yucatán, en el experimento de un recital programado dentro de la temporada asueto por las vacaciones de verano, con positiva respuesta del público.

Ruth Bennet se distinguió desde el principio por su sencillez al saludar con micrófono en mano al público –una actitud poco usual en los concertistas de música de cámara- y expresar su alegría por la oportunidad de ofrecer parte del repertorio musical existente para el arpa.

Con sutileza, destreza y dominio técnico, decidida a ofrecer un concierto de calidad, la arpista pulsó las yemas de sus dedos para interpretar las obras de Gabriel Fauré y Johann Sebastian Bach, un Impromptu en re bemol y una Fuga en re menor de la sonata No.1 para violín, respectivamente.

Benett alternó su explicación sobre las obras con la interpretación de las mismas, lo que convirtió el recital en un evento pedagógico, ya que informó lo mismo de los siete pedales que tiene el arpa traída de la ciudad Chicago como los materiales de que están hechos las cuerdas.

Todo un momento de ensoñación y romanticismo constituyó la interpretación de la conocida versión “Claro de Luna” del impresionista Claude Debussy, componente de la suite Bergamasque, que algunos melómanos comparan por su sutileza y dulzura con la obra del mismo nombre de Ludwig van Beethoven.

En un divertimento convirtió Ruth Bennett la interpretación de Mosquito Massacre de Paul Patterson, una obra que evoca al vuelo de un mosquito, la insistencia del mismo, el acoso, la lucha, hasta que “sucumbe” con un golpe en el soporte del instrumento, lo que causó risa entre los asistentes.

Con gran soltura y dominio técnico, la concertista culminó su presentación con la interpretación del Poema Sinfónico No. 2 “Moldava” de Má Vlast (Mi Patria), una transcripción de Hans Trnecek que describe el curso, el arroyo, el ímpetu del Río Moldava que atraviesa la región checa.

Intenso y prolongado fue aplauso del público en el cierre del recital, un experimento exitoso que permitirá a las autoridades de la OSY programar otros conciertos con miembros de la orquesta, todos ellos músicos de primera línea y de trayectoria internacional.

(Jesús Mejía)