Mérida, Yucatán. – El pianista yucateco Alfredo Arjona confirmó que es profeta en su tierra al obtener los lauros y el reconocimiento del público de esta ciudad tras su interpretación en teatro lleno del Concierto para Piano de Edvard Grieg acompañado de la Orquesta Sinfónica de Yucatán.
De 33 años de edad, el joven músico residente en la ciudad de Dallas, Texas, mostró sus cualidades como intérprete al piano, al tocar con énfasis, pero también, con una sutileza que se acercó a lo sublime, los tres movimientos de la obra, una de las más conocidas del repertorio para ese instrumento
Bajo la dirección de Juan Carlos Lomónaco, la orquesta mantuvo un diálogo y alternancia con el pianista para el desarrollo de la obra cuya belleza y arquitectura musical agradó a los asistentes al teatro Peón Contreras de esta ciudad.
El pianista Alfredo Arjona sacó lo mejor de sí, se concentró de lleno no sólo en los aspectos técnicos, sino en vincularse emocionalmente con el público, su principal propósito de esta presentación, según comentó antes en entrevista.
En la parte inicial los acordes enérgicos, en la media los pianissimos y momentos excelsos y en la atapa final el allegro con un remate que conmovió y despertó la euforia y los aplausos de la concurrencia.
Sencillo, sin aspavientos, el pianista se reencontró con el público yucateco, sus paisanos, por quinta ocasión acompañado de la Sinfónica de Yucatán.
El programa quedo completo con la interpretación de la obertura poética Finlandia de Jean Sibelius obra que constituye una especie de himno nacional en ese país nórdico.
En la parte final, la OSY interpretó la Sinfonía No. 1 también de Sibelius, una versión que para algunos se acercó a las enormes dimensiones sonoras que desarrolló Antón Brückner y Gustav Mahler.
No faltó el negro en el arroz: diversos asistentes al concierto, en vez de escuchar o atender el concierto para piano, así como la sinfonía y la obertura de Finlandia se dedicaron a utilizar su teléfono para revisar mensajes y responder a ellos situación qué, dijo el pianista, es decepcionante y entristece mucho.
(Jesús Mejía)
