Ciudad de México.- Uno de los problemas más importantes que enfrentará el presupuesto en ciencia, tecnología e innovación en México es el gasto corriente, que representa 90.49 por ciento del total programado para el año 2018. Con él se cubrirán sueldos y prestaciones de los trabajadores del sector, la papelería y equipos de cómputo.
La Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados expone la desventaja en que se encuentran los rubros de investigación y ciencia. En el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2018 se descubre la baja en los recursos que se ocuparán en ese ámbito, a pesar de que por norma constitucional las instituciones del Estado se encuentran obligadas a invertir, como mínimo, uno por ciento del producto interno bruto (PIB).
“90.49 por ciento –del gasto en ciencia, tecnología e investigación– se propone destinar a gasto corriente, necesario para cubrir los rubros de servicios personales (sueldos y prestaciones de seguridad social), gasto en operación para que las organizaciones operen adecuadamente (papelería y equipos de cómputo); subsidios (ayudas de carácter social), y únicamente 9.51 por ciento se asignará al gasto de inversión, necesario para la modernización y ampliación de actividades que conforman la función”, refiere el texto.
Así, para el proyecto de PEF 2018, las fuentes más importantes de recursos públicos propuestos para el terreno de la ciencia, investigación e innovación provendrán del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología con 26 mil 925 millones de pesos y la Secretaría de Educación Pública (SEP) con 15 mil 28 millones.
En cuanto al destino de recursos, a Investigación Científica se destinarán 44 mil 401 millones de pesos y a Innovación 4 mil 456 millones.
La inversión contemplada para la ciencia en México es reducida en comparación con sus socios comerciales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El argumento referido por el estudio elaborado por los investigadores Reyes Tepach y Lizbeth Méndez, de la Cámara de Diputados, manifiesta que existe una relación directa entre el crecimiento de la actividad económica de un país y el desarrollo de la ciencia y la tecnología, “ya que los factores tradicionales (tierra, trabajo, capital) incrementan su productividad ante un mayor gasto en investigación y desarrollo, complementado con la infraestructura, la gestión empresarial, y las características relacionadas con la cultura laboral de la población.
Asimismo, el actual contex-to de globlalización e integración de los mercados a escala internacional somete a las economías a una constante competitividad, subsistiendo aquellas empresas que aumentan su productividad con la incorporación de las mejoras tecnológicas y capital humano de la más alta calificación.
Esas son las razones, se advierte, por la que los países más desarrollados asignan recursos a la ciencia, la tecnología y la in-novación. La OCDE, en un informe de 2011, puntualiza que las naciones donde más se gasta en ese rubro son: Suecia con 3.49 por ciento de su PIB; Corea y Finlandia, 3.5; Singapur y Taipei, 2.6; China y Rusia, 1.12.
Mientras, México pretende gastar .23 por ciento del PIB durante el ejercicio fiscal de 2018, aun cuando el artículo 25 de la Ley General de Educación, con relación al artículo 9 bis de la Ley de Ciencia y Tecnología, establece que el gobierno federal debe destinar al menos 1 por ciento del PIB a ciencia.
(la jornada.unam.mx)