Mérida, Yucatán.- La capital de Yucatán no es la única que se alista para crecer hacia arriba con cada vez más modernos edificios que nos hacen mirar hacia arriba: también los muertos, más bien sus restos, comenzarán pronto a “mudarse” a edificios.

En el cementerio Xoclán, el de mayor extensión y capacidad de Mérida, está ya lista el área de criptas: 2,000 pequeñas cajas que parecen una antigua oficina postal, para quienes deseen adquirir el derecho de meter ahí los restos de sus seres queridos.

La nueva opción para enterrar muertos: criptas, en cementerio Xoclán.

La nueva opción para enterrar muertos: criptas, en cementerio Xoclán.

Porque si bien en el cementerio más grande de la ciudad -más de 22 hectáreas, 33 mil bóvedas ocupadas- todavía tiene terreno para construir más tumbas y, según el director de Servicios Públicos Municipales, Luis Jorge Montalvo Duarte, el espacio está garantizado para la cantidad de personas que fallece, en otros panteones no se corre la misma suerte.

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El funcionario asegura que tan lo que va de la presente administración ha construido entre 600 y 800 bóvedas por año, para responder a la alta demanda, pues, contrario a lo que se cree, la gente, al menos no la que busca el servicio de los cementerios municipales, sigue enterrando a sus muertos, en 9 de cada 10 casos, asegura.

Tumba de un mexicano

Entre los meridanos, la costumbre de enterrar a sus muertos se mantiene: 9 de cada 10 son inhumados.

Tumbas en Mérida crecen: son más largas

¿Otro dato de que el espacio es el problema? Las bóvedas que se construyen ahora más grandes, de 90 de ancho por 210 centímetros de largo, cuando las anteriores, eran de 190 de largo, y no es ninguna broma: los muertos también crecen. Bueno, en realidad, son los vivos los que están más grandes y eso obliga a usar más espacio del que se había previsto hace algunos años.

Además de Xoclán, hay otro cementerio que tiene área para construir más bóvedas: el Florido, pero lo que “hace falta” ahí son muertos: no hay demanda -el espacio es más caro que en otros camposantos- que justifique la construcción de más tumbas. En el General -el más antiguo, fundado en 1821- Jardines de Paz y  Chuburná, no hay para dónde crecer.

Tumbas abandonadas

El abandono de tumbas es un problema en cementerios de Mérida.

Pero lo que sí hay en casi todos los cementerios de Mérida y comisarías son tumbas abandonadas, en muchos casos porque los deudos han dejado visitar a sus muertos, en otros porque el derecho está intestado, o porque las familias ni siquiera se saben que cuentan con esas concesiones.

Montalvo Duarte explica que las tumbas (y ahora tampoco las criptas) son propiedad de las personas; lo que adquieren un derecho para usarlo por determinado tiempo: 3 ó 15 años o a perpetuidad. El más buscado es el de 3 años, cuyo y el derecho vale 2,000 pesos.

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Al terminar los tres años, el deudo tiene que adquirir el derecho “permanente”, que cuesta 7,000 todos los cementerios de la ciudad -excepto en Chuburná donde no hay a perpetuidad- y 9,000 pesos en el Florido.

Tumbas destruidas

No en todos los casos las tumbas abandonadas pueden recuperarse para reutiliizarse.

Janet Avilés Burgos, jefa de Panteones del Ayuntamiento de Mérida dice que se han dado a la tarea de recuperar las tumbas abandonadas y para eso se han dado a la tarea de buscar a los familiares para pedirles que se hagan cargo o cedan la bóveda. En el actual trienio se han recuperado 700 tumbas en Xoclán, y se pretende hacer lo mismo en todos; el siguiente es el General.

Panteones en comisarías, con muertos que nadie conoció

La situación no es distinta en las los 33 panteones de las comisarías y subcomisarías de Mérida, pues incluso en los más pequeños, como Diztyá o Xcumpich, hay muertos a los que nadie conoce, es decir, tumbas en las que nadie sabe quién está enterrado y están abandonadas.

La tumba de un músico

Hay personas que, cuando mueren, quieren que todos recuerden incluso su oficio

Particularmente, los habiantes de las comisarías, hoy involuntariamente absorbidos por la urbe, no escapan a la tradición de enterrar a sus muertos en la comisaría; por ello, se ha entablado diágolo con los comisaríos -máxima autoridad- para que hagan conciencia en que el uso de las tumbas es sólo por tres años máximo, sin costo y sin derecho a perpetuidad.

Aún hoy, los entierros, en número, son más que las inhumaciones (desentierros), y esto hace que la demanda de espacios sea, año con año, mayor…