Mérida, Yucatán.- Buscadores de personas desaparecidas en México llamaron a los yucatecos a luchar por encontrar a las personas que no han regresado a sus casas, ya sean vivos o muertos, aun cuando en el Estado no se vive la violencia que hay en el país.

En una mesa panel en el marco de la 4a Jornada de Derechos Humanos, que concluye este viernes, dos familiares de desaparecidos y una periodista cuyo trabajo se enfoca en contar las historias de éstos, pidieron a jóvenes yucatecos no quedarse de brazos cruzados ante una realidad aplastante en México: 32 mil desaparecidos y una crisis de inseguridad.

Mario Vergara, quien perdió a uno de sus hermanos, en ocasiones con lágrimas en los ojos, contó su historia, y dijo que la desaparición de su hermano llevó a su familia a la ruina económica y a los problemas de salud de miedo.

Por su parte, Omar García, exestudiante de la Normal “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, compañero de los 43 desaparecidos de la noche de Iguala, dijo que su lucha no era por ellos nada más, sino por todo el país, porque las autoridades no están haciendo su trabajo.

La mesa panel, que se denominó “Lo que la desaparición terminó de enterrar: los desaparecidos en México”, tocó varios tópicos que fueron desde la definición de la desaparición forzada hasta el daño que este delito causa no sólo a las familias involucradas sino a toda la sociedad.

Por su parte, Consuelo Pagaza, periodista, presentó videos en los que ha documentado la transformación de las familias que han sufrido con la desaparición de algún pariente, y han tenido que convertirse en investigadores o peritos para poder hacer el trabajo que el Estado no ha hecho.

Omar García contó que tuvo que dejar de estudiar para maestro normalista, y meterse a estudiar leyes, porque ahora quiere ser abogado, para poder acompañar a las familias no sólo de los 43 sino de todos los desaparecidos en México.

Mario Vergara contó que está conformando un grupo en su pueblo, en Guerrero, para buscar a los desaparecidos, porque es la única forma en la que mantiene viva la esperanza de encontrar a su hermano, Tommy.

Dijo que a sus 42 años empezó a interesarle la Constitución Política de México, que antes él y su familia nunca se interesaron por la política, porque no le veían sentido. Hoy, después del viacrucis de más de cinco años buscando a su hermano, han entendido que tienen que exigirle a las autoridades que respeten los derechos humanos.

“Yo sé que voy a encontrar a mi hermano si ustedes me ayudan, si ustedes presionan a las autoridades para que hagan su trabajo”, expuso, en el auditorio de la Universidad Vizcaya, en Mérida, con una asistencia regular de estudiantes.

Omar pidió a los asistentes, de entrada, “no ser chismosos”, porque el hecho de que la sociedad juzgue a las víctimas le duele mucho más a los familiares que lo que el Estado deja de hacer.

Los activistas coincidieron que aunque en Yucatán no ocurran desapariciones -en teoría- eso no significa que no luchen por ayudar a las personas que pasan por situaciones como las que hoy ellos atraviesan.

También hablaron de que viven amenazados tanto por el crimen organizado como por el Estado, sobre todo porque a éste no le conviene que ellos demuestren que las autoridades no son eficaces y no cumplen con su trabajo.

“Necesitamos ser mexicanos conscientes, luchar por un cambio que nos beneficie a todos no sólo a mi familia”, pidió Mario Vergara y les recordó a los estudiantes que si algún día salen de Yucatán se enfrentarán a una cruda realidad de violencia en México, país que está convertido en una “enorme fosa clandestina”.

“Siempre digo que, cuando salgo a la calle, tengo tres opciones: la buena, volver vivo; la mala, que me maten y me encuentren asesinado, y la peor: que me desaparezcan”.

Y les recordó a los asistentes que no se requiere “ser malo” -en el contexto de que los que matan o desaparecen siempre se les acusa de que “estaban metidos en algo”-, porque en México lo único que tienes que “hacer” para que te borren es “pisar México”.

(EVM)