Mérida, Yucatán.- Con el propósito de frenar y evitar un mayor deterioro por hongos y bacterias en estructuras de zonas arqueológicas y en general del patrimonio cultural, el Centro de Investigaciones Avanzadas (Cinvestav) desarrolló fórmulas químicas que pondrá a consideración este año para su aplicación al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Patricia Quintana Owen, especialista de dicha institución superior del Instituto Politécnico Nacional, anunció lo anterior e informó que mientras buscan el visto bueno del INAH, estarán en proceso el registro y obtención de la patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

Al participar en el VI Simposio sobre Patrimonio Cultural organizado por el Ayuntamiento de Mérida, la investigadora planteó que un grupo multidisciplinario desarrolla desde hace más de una década diversos estudios orientados hacia la protección y preservación del patrimonio cultural afectado por factores externos como hongos, bacterias, excretas de aves, humo y otros contaminantes.

De acuerdo con experimentos realizados, indicó que en un muro antiguo de Campeche se aplicaron en 2014 fungicidas con base en óxido de calcio y óxido de zinc que al cabo de tres años después reveló la eliminación de hongos bacterias y la protección de la superficie sin daño alguno.

Comentó que con base en estudios de nanopartículas halladas en un punto del área de juego de pelota de la zona arqueológica de Chichén Itzá se detectó la presencia de hongos que penetraron incluso casi 2 milímetros de espesor diversas piedras que forman parte de este importante entorno.

Esta afectación es generalizada en las zonas arqueológicas del mundo maya por las propias características del clima y la humedad, planteó en entrevista la especialista, quien también refirió los inmuebles del Centro Histórico de Mérida como susceptibles de este tipo de daños.

La investigadora del Departamento de Física aplicada del Cinvestav mencionó que los recubrimientos con óxido o sulfato de calcio representan fórmulas de bajo costo que podrían multiplicarse en su aplicación a zonas arqueológicas y de monumentos históricos para su protección y preservación.

“Esperemos que el INAH apruebe estos procedimientos y permita las primeras aplicaciones en alguna estructura arqueológica, cuyos resultados pueden ser verificables posteriormente. Por lo pronto ya se encuentra en proceso de registro la patente”, abundó.

Reveló que especialistas italianos ya trabajan con un compuesto del hidróxido de calcio para la protección de sus monumentos históricos, de ahí que sea factible, dijo, aplicar las fórmulas propias en nuestro país.

(Jesús Mejía)