Mérida, Yucatán.- Considerada una de las obras musicales de mayor envergadura en su género, laSéptima Sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896)constituyó en su estreno en la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) uno de los acontecimientos musicales del año en Mérida.
El titular de la OSY, Juan Carlos Lomónaco, dirigió por primera vez en su carrera profesional esta obra de dimensiones colosales con la participación de 41 músicos de todas las secciones de cuerdas (violines violas, chelos y contrabajos) 25 más de los alientos, maderas y metales y tres de percusiones.
El anuncio de la presentación de la Séptima Sinfonía del austriaco Anton Bruckner suscitó expectación entre el público de Mérida, tanto por la enorme dotación orquestal como por el empleo de cuatro tubas wagnerianas que fueron traídas desde la Ciudad de México en calidad de préstamo de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Dentro de la sección de alientos metales llamó poderosamente la atención del público asistente al teatro José Peón Contreras dichas tubas diseñadas por el compositor Richard Wagner para encontrar un sonido intermedio entre el corno francés y la tuba ordinaria.
Juan Carlos Lomonaco utilizó todos los recursos instrumentales a su alcance para interpretar la sinfonía con duración de más de una hora, que tuvo un desarrollo denso en los primeros 40 minutos para luego alcanzar la grandilocuencia en el discurso musical y el clímax en los últimos 20 minutos de la obra.
El público que escuchó por primera vez esta sinfonía que Bruckner creó en homenaje a su admirado compositor, el alemán Richard Wagner, quedó impresionado por los matices contrastantes, pero sobre todo por la amplia sonoridad alcanzada por la orquesta que recordólas epopeyas musicales de Tanhausser, Parsifal, El oro del Rin y Tristán e Isolda que legara Richard Wagner.
Estrenada en 1884 en Leipzig, Alemania, la Séptima Sinfonía de Bruckner es la más conocida del compositor y grandes directores de la talla de Herbert Von Karajan y Sergei Celibidacheb quienes dejaron grabaciones memorables y son joyas para los amantes de la música.
Tras el desarrollo de los cuatro movimientos de la sinfonía, el público no sólo reaccionó de manera favorable, sino que brindó intensos aplausos de pie tanto a los músicos que se emplearon en las tubas wagnerianas cornos, trompetas, trombones y tubas como al maestro Juan Carlos Lomónaco.
La OSY se prepara para otro gran reto: la producción de la ópera Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart, prevista para los días 15 y 17 18 21 y 23 de junio próximo.
(Jesús Mejía)