Mérida, Yucatán.- Sólo cuatro de cada seis hogares en México aplican alguna práctica de separación o clasificación de materiales residuales, resultado, más que nada, de la ausencia de políticas públicas para aplicar ese procedimiento en el servicio de recolección de basura.

Los resultados del Módulo de Hogares y Medio Ambiente (MOHOMA), proyecto pionero dirigido a generar datos estadísticos sobre la relación entre la población en ese tema, revela esta escasa proporción de hogares mexicanos en la separación de desechos, pese a que el 90 por ciento de ellos cuenta con el servicio de recolección.

De acuerdo con el levantamiento 2017, en 4.5 millones de hogares, sólo el 43 por ciento de los mismos indicó aplicar alguna práctica de clasificación de basura y es el PET el material más mencionado en las prácticas de separación.

Entre 2011 y 2017 el porcentaje de hogares que reportaron separar este tipo de material se incrementó en casi 7 puntos porcentuales.

En los hogares que informaron no realizar prácticas de separación de los desechos, la principal razón declarada fue que carece de sentido porque el servicio de limpia los revuelve al hacer la recolección.

Entre 2011 y 2017, la proporción de los hogares que reportan esta situación se incrementó en casi 16 puntos, al pasar de 42.1 a 57.7 por ciento.

En 67.7 por ciento de los hogares comunicaron reutilizar bolsas de plástico; le siguen en importancia los que reúsan envases de vidrio o plásticos con 35 por ciento y hojas de papel con 39 por ciento.

Otros datos que aporta el Mohoma es el porcentaje de hogares que compran agua de garrafón o botella para beber, el cual aumentó poco más de 5 puntos en los últimos años, al pasar de 70.8 por ciento en 2015 a 76.3 por ciento en 2017.

Contra lo que pudiera pensarse, el consumo de agua embotellada no es sólo un fenómeno urbano, sino que también ha ido ganando presencia en el ámbito rural, donde, en 2017, alcanzó a casi la mitad de los hogares.

Respecto de las motivaciones que la gente tiene para optar por beber agua embotellada, las de mayor frecuencia guardan relación con aspectos de salud (69.4 por ciento) y de sabor o color del agua de la red pública (19.6 por ciento). Estas mismas razones se han mantenido en cada uno de los levantamientos de información anteriores.

Los hogares destinaron durante 2017 un promedio de 52 pesos de su gasto semanal a la compra de agua embotellada; mientras que, siempre también con el MOHOMA, el gasto en agua de la red pública fue de poco menos de 41 pesos en promedio a la semana.

En el 36.7 por ciento de los 2 millones 114 mil hogares que informaron no tener acceso al servicio de agua de red pública se recurrió al acarreo para cubrir necesidades de este líquido.

(Foto: archivo)

(Jesús Mejía)