Mérida, Yucatán.- Como todas las ciudades de México y del mundo, Mérida también tiene sus personajes que le dan identidad y uno de ellos es don Jesús Alejandro Sagoya, quien anda en su bicicleta por las calles de la capital acompañado siempre de dos patos, dos perros, una gallina y un gallo.

En su casa-terreno de la colonia Leona Vicario tiene más de 20 patos, gallos y gallinas y por el rumbo lo conocen como “El señor de los patos”, porque son esos palmípedos a los que dedica mayor parte de su tiempo para alimentarlos y mantenerlos a su lado.

En su tránsito por las vialidades, don Jesús es señalado como un vendedor de animales de corral, pero él niega eso y dice que los dos patos, dos perros, gallinas y gallo que lo acompañan, más los otros que se quedan en casa, son su familia.

Los palmípedos que siembre andan con él para todas partes tienen nombre: Elisa y Turba, el gallo es Benny, los perros Tribilín y Pantera, y la gallina Liz.

Se dice cristiano y como un moderno Francisco de Asís, de cabello largo, desaliñado y de espesa barba, considera sus animales como un regalo de Dios a los hombres.

Hace una pausa en el mercado de la Casa del Pueblo para darles un poco de agua y alimento, cáscara de chicharra y pedazos de pan.

Cuando se le pregunta sobre lo que significan sus animales de compañía, guarda una pausa, los mira detenidamente y casi quiebra en llanto para afirmar que son más que sus hermanos. Con ellos vive, no tiene a nadie más.

“Son ellos los maestros de los hombres, tenemos mucho que aprender de ellos”, afirma.

Como si fuera un acto circense, el gallo y un pato van sobre los manubrios; atrás en huacales o cajas de madera lleva sus dos perros que no pueden ocultar sus garrapatas en las orejas, el otro pato y la gallina ponedora, la que le da huevos todos los días para comer.

Comenta que hace dos años hubo vecinos que lo denunciaron a la policía por tener tantos animales, pero se defendió con que ellos no hacen daño a nadie, que los cuida, los protege.

Comentó que esa noche del problema, Dios se le apareció en sueños para decirle que siempre en su bicicleta llevará con él a dos patos, dos perros, una gallina y un gallo, y con ellos nunca va a tener problemas y por eso dice que anda para todas partes con ellos.

Don Jesús, con más de 50 años de edad a cuestas, refiere que fue militar acuartelado en Quintana Roo, luego abandonó la vida castrense para vivir en Tizimín y después en Kanasín, para finalmente establecerse en Mérida.

Don Jesús dice que vive de lavar coches para mantener a sus animales, su familia.

Y ahí va, feliz, por las calles de Mérida como un Noé en su bicicleta, cargado de animales, sus dos patos, dos perros, una gallina y su gallo.

(Jesús Mejía)