Mérida, Yucatán.- Representantes de ejidatarios de Ucú denunciaron un nuevo modo de despojo de tierras, consistente en restarle a cada propietario 12 por ciento por hectárea a cambio de títulos de propiedad ante el Registro agrario Nacional (RAN).
Felipe Quintal Dzul, José Guadalupe Pech Magaña y Emma Manrique Ek expusieron que empresarios han promovido acuerdos por separado con 78 de los 367 propietarios del núcleo agrario de Ucú con la complicidad de autoridades ejidales.
Acusaron al comisariado ejidal que preside Erick Martín Dzul, en compañía de Leopoldo Xool Pech y Jorge Adrián Pech Uicab, secretario y tesorero, de actuar en contubernio con los empresarios para cometer ilegalidad.
Por ello, demandaron que se anule la asamblea realizada el pasado 11 de marzo, en la que el comisariado ejidal pidió a los asistentes aceptar el traslado de dominio como parcelas o solares a los promoventes de dichos títulos de propiedad.
Mencionaron que los señores Víctor Abraham, Jorge Esquivel, Ricardo Canto Gutiérrez, Luis Felipe Carrillo Echeverría, Esteban de Jesús Canto Molina, Juan Pablo Núñez Sánchez y José Gaspar Hernández pretenden quedarse con el 12 por ciento de cuatro hectáreas que corresponden a cada ejidatario.
Son un mil 569 hectáreas del ejido de Ucú que están expuestas a la voracidad de esos inversionistas con aval del delegado de la Procuraduría Agraria, Alfredo Ramírez Gómez, por lo que exigieron la intervención del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Felipe Quintal indicó que también han tratado de exponer este problema al representante del Gobierno Federal en Yucatán, Joaquín Díaz Mena, quien se ha negado a actuar “en este descarado negocio de especuladores de tierras con la aberrante complicidad del comisariado ejidal”.
A su vez, Felipe Cetina, del ejido de Seyé, planteó de manera pública que este tipo de procedimientos de despojo está en marcha entre los ejidatarios de su municipio, así como en Muxupip, Tunkás y Maxcanú, entre otros.
El ofrecimiento de títulos de propiedad a cambio de parcelas o solares resulta atractivo para los ejidatarios, ya que carecen de documentos oficiales que acrediten el dominio o posesión de las tierras.
(Jesús Mejía)