Por: Carlos Meza.
España.- El presidente en funciones del gobierno español, Pedro Sánchez, se sometió este lunes al debate de investidura presidencial en el Congreso de los Diputados, que deberá votar esta semana si aprueba el mandato de cuatro años que busca el político socialista, pero para el que carece de los apoyos parlamentarios para asegurarlo al no sumar los votos suficientes de la cámara, por lo que es incierto aún saber si podrá sacar adelante su candidatura.
Tras las elecciones del 28 de abril, cuyos resultados mostraron lo fraccionado que está el mapa político en España, el mandatario intenta conformar un “gobierno de izquierdas” integrado por el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (coalición derivada del antiguo Partido Comunista Español), aunque ambas fuerzas siguen sin acordar todavía cómo sería ese gobierno en cuanto a su programa y su composición, y las diferencias se hicieron evidentes en el debate parlamentario en áspero intercambio entre sus líderes.
El procedimiento para la investidura en España consta de un debate entre el candidato y los principales líderes de las fuerzas políticas y después una primera votación que se realizará este martes y en la que Sánchez necesita de 176 de los 350 diputados del Congreso, que es la mayoría absoluta para ser aprobado su mandato. En caso de ser rechazado, se realizará una segunda votación el jueves, en la que podría ser aprobada la designación por mayoría simple (más votos sí que no, sin contar con las abstenciones).
Con 123 parlamentarios, los socialistas esperan cerrar esta semana un acuerdo con Unidas Podemos que tiene 42 escaños, y a ellos se sumará uno del Partido Regionalista de Cantabria, con lo que suman 166 votos. En contra están las formaciones de derecha, Partido Popular con 66 diputados; Ciudadanos con 57; la de extrema derecha Vox con 24; Navarra Suma con 2 y Coalición Canaria con 2, y que suman un total de 151 votos. Sin definir aún su voto están las formaciones independentistas catalanas Esquerra Republicana de Cataluña con 15 escaños; Juntos por Cataluña con 7; el Partido Nacionalista Vasco con 6; la independentista vasca EH Bildu con 4, y la valenciana Compromiso con uno.
En caso de no ser aprobada la investidura esta semana, se abre un plazo de dos meses (que se cuenta a partir de la primera votación de este martes), que de cumplirse sin materializarse obligaría a convocar a nuevas elecciones, tentativamente para noviembre próximo.
En su intervención ante el Congreso, Sánchez presentó en líneas generales algunas de sus propuestas políticas, económicas y sociales, entre las que destacó algunas iniciativas para que España desarrolle más la industria digital y compita en este terreno con otros países del mundo, y llamó a Unidas Podemos a “unir fuerzas, inteligencia y experiencia para mejorar la vida de los españoles y cambiar la historia de España”, en lo que fue la única referencia a la formación con la que negocia un acuerdo de gobierno que tras semanas de intentos no acaba de cristalizar.
El político socialista evitó hablar del problema territorial que tiene España, principalmente del reto planteado por el independentismo en Cataluña (al noreste del país), que es un tema en el que Unidas Podemos tiene una posición diferente al PSOE y que es una de las razones por las que Sánchez y el líder de la coalición izquierdista, Pablo Iglesias, no han podido cerrar un acuerdo de gobierno. Incluso, ello obligó al mandatario a asegurar que no quiere al dirigente de UP como ministro de su gobierno.
En el debate, Iglesias le reprochó a Sánchez su escasa voluntad para llegar a un acuerdo de gobierno que cuente con una representación en el gobierno proporcional a la votación obtenida en abril y que en cambio se les haga una “presencia decorativa”.
Al ser uno de los asuntos más recurrentes de la actualidad española, el de Cataluña fue el tema con el que los líderes del PP, Pablo Casado, y de Ciudadanos, Albert Rivera, más atacaron en sus intervenciones a Sánchez, al acusarle de evitar hablar de ello para no incomodar a los partidos independentistas a cambio de recibir sus apoyos en la investidura, y más aún de tener pactos para apoyar la gobernabilidad en los próximos años, lo que obligó a Sánchez a defenderse en ese terreno. Los dos dirigentes de la derecha española coincidieron en descartar que sus grupos parlamentarios se vayan a abstener para facilitar la investidura del socialista, por lo que mantienen su voto en contra, toda vez que Sánchez les pidió en repetidas ocasiones abstenerse. En sus respuestas en algunas de las réplicas del debate, Sánchez llegó a decirles tanto a Casado como a Rivera hasta en seis ocasiones que de no permitirse la investidura el país podría verse abocado a celebrar unas nuevas elecciones.
(Foto: atodomomento.com)