Ciudad de México.- Los candidatos a la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sostuvieron un debate de acusaciones mutuas, de amenazas judiciales y denostaciónes que reflejaron debilitamiento interno por rupturas.

Lejos de la unidad y de las propuestas como representantes de militantes afines en pensamiento político, Ivonne Ortega Pacheco, Alejandro Moreno Cárdenas y Lorena Piñon usaron el segundo ejercicio para golpearse políticamente.

Pese a la necesidad de reagruparse y recobrar fuerzas tras la debacle que significaron los comicios federales de 2018, la lucha por la presidencia nacional del PRI mostró distanciamiento entre los aspirantes y, por ende, entre sus seguidores, lo que configura el ambiente previo a la elección este 11 de agosto

Mediante las redes sociales y comentarios en vía streaming, cada bando descalificó las posturas de sus adversarios y recurriendo a “boots” y repeticiones continuas buscaron influir en la opinión de los internautas.

El auditorio del Comité Ejecutivo Nacional del PRI se convirtió también en caja de resonancia de las pugnas existentes ante gritos exacerbados y porras por uno u otro abanderado, los conductores del encuentro pidieron a los asistentes cordura y compostura para continuar.

Evidente fue la mancuerna de Moreno Cárdenas y Lorena Piñon, ya que ambos en sus respectivas intervenciones, se dedicaron a descalificar la trayectoria de la yucateca Ortega Pacheco.

Desde el principio la nativa de Dzemul utilizó su tiempo para atacar al ex gobernador de Campeche, a quien cuestionó su gestión, el incremento de los niveles de pobreza, el desempleo y la dudosa procedencia de los recursos con que construyó su suntuosa residencia en la capital de ese estado.

Lorena Piñón, en sus turnos y réplicas, puso en duda los conocimientos del Derecho y la decisión de Ortega Pacheco de incorporar a su campaña al ex mandatario de Oaxaca, Ulises Ruiz, de quien refirió antecedentes de corrupción y enriquecimiento ilícito.

Moreno Cárdenas, cauto en el arranque, al final desenvainó la espada y espetó a Ortega Pacheco su nepotismo e incongruencia en su etapa de gobernadora, ya que en su entonces gabinete incluyó a más hombres que mujeres.

La exposición abierta transcurrió con más embates y lodo que planteamientos de proyectos y corrección de ruta.

Al final, Lorena Piñón, sin decir adiós, abandonó el escenario, reflejo de la realidad de un partido carente de unidad o de interés en su refundación.

(Jesús Mejía)